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Julio Monreal

La foto electoral se mueve

En el día grande de los valencianos, la foto electoral se ha movido algo respecto a mayo. La izquierda manda pero con menos Podemos, y Ciudadanos muerde al PP.

La encuesta de opinión de la Comunitat Valenciana que están publicando estos días los periódicos Levante-EMV e Información refleja que los partidos que componen el Govern, PSPV y Compromís, ven incrementado su apoyo electoral tras cien días en el ejercicio del poder. Los socialistas del presidente Ximo Puig pasarían de 23 a 26 escaños en las Corts Valencianes si ahora se celebraran elecciones autonómicas, y la coalición de la vicepresidenta Mónica Oltra se mantiene como tercera fuerza, pasando de 19 a 21 escaños. Sin embargo, y aunque algunos vienen vaticinando una debacle, el Partido Popular de Isabel Bonig continúa a la cabeza de las preferencias políticas de los valencianos. La encuesta de Invest Group le asigna 27 parlamentarios, cuatro menos de los que obtuvo en las elecciones de mayo, que son los mismos que ganaría su rival por el espacio del centro derecha, Ciudadanos, ya que los de Carolina Punset pasarían de 13 a 17. El caso de Podemos es la sorpresa de la consulta demoscópica. Los de Antonio Montiel caerían de los 13 escaños cosechados a ocho. Su decisión de quedar fuera del Consell a la espera de las elecciones generales de diciembre parece pasar factura a los de la formación morada, sumergidos en una cierta indefinición y recluidos en una voluntaria escasa visibilidad.

La muestra evidencia que el bipartito no ha perdido apoyo tras sus primeras medidas de gobierno, todas relacionadas con la reivindicación de una financiación estatal justa que será el principal argumento en los actos del Día de la Comunitat Valenciana. Todos los partidos se han sumado a la demanda, aunque con distinto grado de fervor, ya que mientras para la izquierda la exigencia constituye un elemento vital para ejercer el gobierno y un arma electoral hasta diciembre, para los populares es un problema tener en Madrid a un Gobierno de Rajoy que se ha cerrado en banda. Pero si se va muy lejos en la reivindicación y no se obtiene nada, la frustración será general y abrirá un camino a la desafección.

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