La radiación, la conducción y la convección son las formas de transferencia de energía. La radiación consiste en ondas electromagnéticas que simulan las olas del mar y entre sus crestas hay una distancia que es la longitud de onda. La longitud de onda de una radiación es inversamente proporcional a la temperatura del cuerpo emisor. El Sol emite un máximo de radiación en una longitud de onda corta, en el visible pero muy cerca del ultravioleta. La Tierra emite su máximo en la longitud de onda larga, el infrarrojo. Es la OLR, siglas de «Outgoing Longwave Radiation». El análisis, gracias a los satélites, de esta radiación saliente de onda larga nos aporta una idea de la distribución de las nubes y del vapor de agua. Es el gas invernadero más abundante. Allí donde tenemos muchas nubes, la longitud de onda larga es devuelta a la Tierra. En cielos claros, con menos humedad, la retención de onda larga es menor y se escapa al espacio. Los promedios anuales (1981-2010) oscilan entre mínimos de 126 W/m2 y máximos de 298´4. Los máximos se localizan en latitud tropical, en un doble cinturón que refleja los cielos despejados en los anticiclones subtropicales. Entre medias, los bajos valores impuestos por la potente nubosidad de la Convergencia Intertropical. Los altos valores tropicales del hemisferio boreal se interrumpen en el sudeste asiático por efecto de los monzones, mientras que en el hemisferio austral lo hacen en las costas del sur de Brasil y en el Pacífico en torno a las islas Fiji. El doble cinturón se une en las costas orientales del África tropical donde el cambio de rumbo de los vientos alisios al cambiar de hemisferio determina un verano seco. Los valores disminuyen hacia los polos y las altas cordilleras y reflejan la menor emisión con temperaturas más bajas.