Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Martí

El acróbata Ximo Puig

Ser más papista que el Papa suele provocar contraindicaciones, como al cardenal Cañizares. Ximo Puig aspira a ser más lermista que Lerma. El lermismo es una forma de vida sin categoría ideológica conocida en el PSPV, aunque el socialismo valenciano no se entiende sin el grupo que ha dominado el partido, con las fugaces excepciones de Joan Romero y Jorge Alarte, caídos precisamente por cuestionar a la familia alfa. Puig se aleja mucho de un líder social consolidado, igual que su padre político, pero aprende más rápido que Lerma. Por prescripción parlamentaria, básicamente.

Después de las sucesivas «ximaes» „como llaman los suyos a sus resbalones políticos„, como encabezar la lista por Castelló y poner a una desconocida por Valencia „María José Mira„, al tiempo que mantener a Joan Calabug en el cap i casal pese a los sucesivos avisos de derrota, salvó los muebles, por los pelos, en las Corts y perdió Valencia para muchos años más. Desde el poder ha hilvanado con punto bastilla una paz interna que durará hasta después del 20-D, con la designación de la concejala Sandra Gómez, recién elegida camarera de honor del Ecce Homo del Cabanyal, como jefa en territorio Ribó, además de los distintos congresos territoriales del PSPV. Tiempos turbulentos, menos que en los veinte años de oposición, que deberá lidiar con el creciente protagonismo de Mònica Oltra en el Consell y los movimientos internos en Compromís.

Ximo Puig será mejor presidente de la Generalitat que secretario general del PSPV, donde sigue la consigna lermista de escoger a los amigos antes que a los mejores. Lo ha demostrado con los nombramientos en todos los escalones del Consell, con la poca fortuna de olvidarse en muchos casos de esa paridad que distingue a la progresía, como el último en la Federación Valenciana de Municipios y Provincias. Pese a todo juega con ventaja frente al resto de formaciones, con el descrédito del PP para una oposición eficaz, más el frenazo demoscópico de Podemos y Compromís. Con Ciudadanos, con Carolina Punset, se entiende bien, no hay que olvidar que algunos de sus consejeros más cercanos le tentaron para pactar con C´s, una jugada que le ha salido bien hasta el momento a su admirada Susana Díaz en Sevilla.

La gran diferencia con la lideresa andaluza estriba que pese a ser el PSPV la formación hegemónica en el centro-izquierda valenciano, mantiene muy cerca a dos candidaturas „una en caso de pacto Compromís-Podemos„ que le arrapan votantes por la izquierda, y que Blanqueries dispone de un banquillo menos atractivo que la coalición de la sonrisa, como se ha demostrado en la confección de las candidaturas para las generales.

Depende de como salga de estos próximos ejercicios de equilibrista y si le queda algún papel en el PSOE de Pedro Sánchez „no cuenta con muchos apoyos en Ferraz„, para que el socialismo valenciano recupere espacio o se quede fuera de juego con porcentajes parecidos a sus compañeros catalanes, vascos o gallegos. Lo que le llevaría irremediablemente a ocupar el escaño que Lerma deje en el Senado, dos años según sus cálculos de cotización a la Seguridad Social. Se cerraría así el círculo perfecto de una saga.

Compartir el artículo

stats