En el periódico Levante-EMV del domingo 13 de septiembre aparecía un artículo sobre el librero valenciano Paco Camarasa, quien hace años se trasladó a Barcelona y montó la librería Negra y Criminal, y que había puesto el cartel del horario de cierre con el irónico título de «Hasta el 3 de octubre». Las frases de este librero valenciano y su imaginación satírica se han quedado grabadas para siempre en mi mente. Ahora me recuerdan las múltiples y diversas galerías comerciales que están intentando instalarse en los cuatro puntos cardinales de nuestra ciudad.

El 7 de octubre, en Deportes, aparecía un artículo sobre cómo el Valencia CF es un sentimiento pero, inevitablemente, también un negocio, y se busca la manera de aumentar los ingresos del club con diversos patrocinadores. Por lo que significa tener esos pequeños ingresos, y siendo así que se ha vivido totalmente de espaldas al negocio local, que no llegó a captarlos por el negocio que ya tienen montado en de sus instalaciones (de ello saben mucho los vecinos de la que se conoce como Plaza del Valencia Club de Futbol), me pregunto qué se pretende con lo de trabajar más en muchos aspectos del negocio.

Si tenemos en cuenta a la hinchada que acude a cada partido a Mestalla, ¿de qué modo y forma se pretende tal cosa? Si el Mestalla de hoy es bonito, se debe a una ampliación ilegal que fue reconocida en la sentencia contra el Valencia CF, el ayuntamiento y la Generalitat. Si la estrategia va a ser la de crecer a costa de más tiendas (que ya las hay) en Mestalla y licenciatarios, me pregunto si los restaurantes piensan instalarlos en la parte ampliada. Y si parece que a los dueños del club no termina de agradarles lo construido en el nuevo estadio y planean derribarlo y diseñar un estadio nuevo, ¿cuándo nos corresponderá descansar al fin a los vecinos de los barrios de alrededor de Mestalla y sobre todo a los del grupo de fincas construidas antes del invento de la Plaza Valencia CF y su monumento?

Dada la situación del club, y el hecho de que todo depende de nuevos dueños que tienen sus propias ideas más allá de los antecedentes históricos, hemos de preguntar qué hay de cierto en el propósito de que se derribará lo hecho cuando se inaugure el nuevo estadio. Y, de paso, como las galerías comerciales están actualmente de moda, mira por dónde nos encontramos además con las que se intentan instalar en el subsuelo del actual Mestalla, contra las que estamos los vecinos como el pequeño comercio.

Por otro lado, tanto el ayuntamiento como los vecinos de los barrios del Marítimo están también en contra de la pretensión de la Autoridad Portuaria de Valencia, que considera «un aliciente más para el futuro turismo» la instalación de un centro comercial para la dársena. ¿Cuándo, de verdad, se escuchará a los vecinos? Parece que el nuevo alcalde también opina como nosotros y por eso esperamos que, tanto los negocios dentro del actual estadio de Mestalla como los centros comerciales en la dársena del puerto no sean nunca una realidad. Tanto los vecinos como el pequeño comercio lo agradecerán.