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Burguera, ariete valencianista en Madrid

Paco Burguera fue el espíritu aglutinador de la «Colla Tirant lo Blanc» de Madrid, que tras su ausencia, es decir su regreso a Valencia, quedó sin «manifesser», cargo honorífico que también ostentó Gonzal Castelló. Paco fue animador de las clases de nuestra lengua en la Casa de Valencia (Plaza de Santa Ana) cuando en esta hasta representaban obras de nuestro teatro.

Paco entendió que con los cambios que se avecinaban era preciso coordinar un grupo de valencianos que tuviera por misión fundamental apoyar acciones culturales y políticas en defensa de lo nuestro.

Colaboró en el desaparecido diario «Madrid» en el que fue ariete de las acciones en defensa de los labradores de nuestra tierra. Aún recuerdo aquellos artículos a favor de los arroceros que, por decreto, habían tenido que reducir sus cosechas y de la letra del decreto se ciscaron tarraconenses y sevillanos que aumentaron su producción en contra de lo estipulado. Burguera no se cansó de alzar su voz en defensa de los derechos de nuestros regantes respecto del embalse de Alarcón.

Burguera no sólo fue voz en la prensa. También se dejó sentir en las cenas del cenocentrismo, vísperas de la muerte de Franco. Su participación política en UCD le llevó por desencanto a pasar al Grupo Mixto. Simplemente, porque su voz valenciana pretendían sumirla en el grupo «dels patos muts».

Era el toque de rebato para reunir a la «Colla», cuando Raimon debía ser arropado en Madrid. No faltaban en sus citas las presencia de Joan Fuster y el profesor Sanchis Guarner. Y, naturalmente, no nos privamos de los pocos viajes de Vicent Andrés i Estellés. También tuvimos que hacer alguna gestión para reivindicar los derechos del maestro Joan Garcés Queralt a dirigir la Banda Municipal de Valencia. Se le retiró el nombramiento, fundamentalmente, porque su hijo, Joan, estaba en el Chile de Allende.

Paco fue cronista de Las Cortes para prensa catalana y sus comentarios tuvieron siempre «seny» o «trellat», como se prefiera. Fue defensor de nuestra lengua y siempre el vínculo con el que unió a la «Colla». Por ello logró que se unieran a nuestras reuniones un mallorquín como Pep Meliá y un catalán como Lluís Carandell. Nuestras reuniones, que nacieron en los tiempos en que aún se podía almorzar en el Pabellón del Arroz, de la desaparecida Feria del Campo de los Sindicatos Verticales, prácticamente, murieron tras su regreso a casa.

Siempre le echaremos en falta y tal vez en su memoria volvamos a reencontrarnos los viejos valencianos que quisimos hacer honor a nuestra tierra desde creencias inamovibles. Paco las cultivó como jardinero que no quiere ver agostada su rosaleda.

Paco, per damunt de tot, era un amic. Mai l'oblidarem.

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