Para toda una generación, buena parte de la posterior afición por el baloncesto, tan de moda en Valencia estos días gracias al gran final de temporada e inicio de esta del Valencia Basket, se remonta a 1996, cuando el gran Michael Jordan, poco antes de volver a las canchas de baloncesto tras su retirada en 1993, decidió participar en un proyecto que parecía tan loco que fue, obviamente, un éxito sin precedentes.
Space Jam, dirigida por Joe Pytka, a quien la historia del cine ha hecho bien en olvidar, fue para toda una generación de niños pequeños una maravilla animada. Combinaba la espectacularidad de la NBA, que no pocos veían a las tantas en su casa, con los Looney Toones. Casi nada.
El argumento es tan absurdo como brillante. Michael Jordan es reclutado por los Looney Toones para ayudarles en un partido de baloncesto contra un equipo de extraterrestres que quieren llevárselos a su planeta para actuar en un parque de atracciones. Los extraterrestres, por su parte, «poseyeron» a algunas de las mayores estrellas de la NBA del momento: Charles Barkley, Patrick Ewing, Muggsy Bogues, Larry Johnson y Shawn Bradley.
Space Jam marcó un antes y un después para toda una generación. Se adhiere al típico guión de películas de deporte „el partido se gana en el último momento„, pero ha trascendido hasta el punto de que no hay pabellón de baloncesto donde no suene el tema principal de la película.
Probablemente parte de la culpa la tenga, además, que en la cinta aparece el que para muchos es el mejor deportista de la historia. Jordan da peso a una película ligera que descubrió el baloncesto a millones de niños en todo el mundo y que, además, sirvió para dar un empujón a los Looney Toones hasta el punto de que tras la película añadieron a la nómina de personajes habituales Lola, la coneja que encandila a Buggs Bunny.
Y ojo porque podría haber más. Lebron James ha firmado con la Warner un acuerdo secreto y no son pocos quienes se han lanzado a especular que el genio de Ohio podría protagonizar una nueva Space Jam que ponga en valor el básquet para una generación demasiado «messizada».
