Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sin lealtad la gobernanza es imposible, y baja mucho la calidad de la transparencia. El cambio alevoso de un reglamento entre conselleries traspasa la anécdota para situarse en el terreno de una naturaleza alarmante. Más allá del ímpetu desmedido de algún colaborador de Manuel Alcaraz y de la pusilanimidad de la directora general de Gabriela Bravo, señala la incapacidad del autor del cambiazo para ejercer un cargo público, y asimismo la lentitud de su responsable más inmediato para destituirlo. Poca broma con la custodia de documentos oficiales, porque más allá de la responsabilidad jurídica, existe la política, y ésta no pasa la prueba del algodón. Al tiempo que deja a la intemperie el publicitado mestizaje y a su principal valedora, la vicepresidenta Oltra. Como excusas vendrán la falta de experiencia, el principio de engranaje de un gobierno de coalición e incluso la ausencia de mala voluntad. Al Consell no se va para hacer puntos en el partido y además habíamos quedado que cuando te pillan con el carrito del helado sobran todos los pretextos.

El pacto. Esa nueva política que propugnan algunos contradice la actual escenificación de Compromís y Podemos para ir juntos, o no, el 20D. Parece más la negociación del convenio del metal, que como saben bien Pasqual Mollà y Joan Ribó, gana quién se levanta el último. Dos opciones, una a favor y otra en contra, bien argumentadas, y que ambas quedarían muy legitimadas con el derecho a decidir de todo Compromís. A no ser que los apóstoles de la regeneración concluyan que las consultas a la militancia solo sirven cuando existe la seguridad que refrendarán sus decisiones de salón.

Concordia. Carolina Punset está dando mucho juego. El apoyo de Ciudadanos a la retirada de esa ley electoralista que el PP atrevió a denominar señas de identidad, escora mucho a la derecha a Bonig, tanto que no descarto que Punset se deje caer el darrer dissabte por el Mercat Central. Eliseu Climent debería invitarla a sus Premis Octubre. No sería la primera discordante, pues ya pasaron Ferran Villalonga el primer conseller de Cultura de Zaplana, e incluso Joaquín Colomarde.

Compartir el artículo

stats