A Mariano Rajoy se le acumulan las comparecencias ante los medios estos días. Si el lunes anunciaba la convocatoria oficial de las elecciones, ayer salía de forma extraordinaria a defender España ante el desafío soberanista. Entre medias, la entrevista en TVE, por calificarla como fue anunciada, porque más bien fue una comparecencia más, esta vez ante los ciudadanos en horario de máxima audiencia.
Ana Blanco intentó en alguna ocasión repreguntar, objetar e incluso reconducir al presidente que se iba por las ramas. Incómoda, no lo conseguía, aunque conforme corría el tiempo, tuvo que cortar al presidente.
Solo escuchamos justificaciones porque su «no somos perfectos» no suena a autocrítica. Incluso explicó que sus apariciones en plasma se debieron a que tenía mucha faena. Aquel horrible «año 12» estaba evitando el rescate, no tenía tiempo para los periodistas.
Esta fue una de las cuestiones planteadas por doce ciudadanos en un mini Tengo una pregunta para usted, grabado y con respuestas preparadas. Ninguna incomodidad para Rajoy que se permitió decir lo que quiso. La última pregunta, ¿va a bailar usted?, pareció fuera de lugar; es la típica que en una entrevista periodística rebaja la tensión. Pero, ¿qué tensión?
Otros han diseccionado las medias verdades entonadas como un mantra oriental en un formato que, al no ser ni periodismo ni entretenimiento, no interesó demasiado. Menos que La Voz Kids, El Hormiguero y El Intermedio, con la cuota de pantalla más baja de sus cinco entrevistas en televisión: un 11,5 %, 2.230.000 espectadores.
