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Se juega a largas

El martes se presentó en el Parlament la propuesta de resolución para crear una república catalana, desconectarse de España y desatender los requerimientos de las instituciones del Estado, en particular del Tribunal Constitucional (cuyas atribuciones sancionadoras han sido reforzadas por Rajoy desde la voluntaria ignorancia de que su propio poder se llama ejecutivo por algo). Sé que las escaramuzas entre las dos partes continuarán durante meses y que la cataplasma socialista quizás llegue tarde, pero aún así me planteo una pregunta que quiero compartir con catalanes y/o españoles: ¿Es lógico que en una sociedad democrática alguien plantee el desacato a la ley y a aquellos que la encarnan?

Creo que esta alternativa además de indecorosa, tiene más riesgos que ventajas y, aún sin violencia, su coste es demasiado alto. Se alegará que el PP ni ha considerado que pueda haber una consulta ni una reforma de la Constitución que la permita, y que se mantiene en su peñasco inexpugnable. Vale. Dos cosas: un Estado puede ser perfectamente democrático „Francia„ y no reconocer el derecho a la secesión de sus regiones, como sí ha hecho otro país democrático: Gran Bretaña. Desde cierto nacionalismo español, la actitud es aún peor de lo que imaginan quienes nunca han reflexionado sobre este asunto: pretenden que Cataluña es España porque sí, porque lo dicen ellos o porque es suya, hasta el punto de considerar que pueden insultar a los catalanes cuando les apetezca como señal indiscutible de pertenencia y afinidad. Cuanto menos, marciano. Y de eso sabemos mucho en Valencia.

Pero ni Rajoy es eterno ni el PP va a conservar, necesariamente, su mayoría, lo que abre la puerta a otras soluciones. Se sabe que una solución es aceptable cuando arregla algo, pero deja insatisfechas a ambas partes. Las prisas de Artur Mas son un intento de conquistar cotas ventajosas; el despliegue de centurias policiales revolviendo los domicilios múltiples de los Pujol, una exhibición de fuerza. Pero lo que necesitamos es política. Ante todo, mucha calma. Se juega a largas.

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