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San Pascual Bailón y el 20D

Convocadas las elecciones generales, la precampaña constante sigue batiendo a toda máquina tras los resultados de las elecciones catalanas del 27 S y las secuelas judiciales y policiales de turno. Resulta conveniente formular algunas cuestiones previas ahora, sin menoscabo de seguir en ello cuando comience la campaña propiamente para el primer domingo de diciembre en mi caso. Dia de la Constitución, tendremos cosecha de propuestas. Esperemos.

Por una circunstancia involuntaria, lugar y fecha de nacimiento, me ha sido dado conocer el tránsito de súbdito de una dictadura a la adquisición del título de ciudadano, siempre el de contribuyente en dictadura, transición o democracia. De propina, además de ser elector he sido elegido en varias ocasiones. No se puede pedir más para una vida que en términos actuales no es tan dilatada.

Este conjunto de elementos contribuye a que uno, antes de votar en las próximas, plantee a las candidaturas algunas demandas sencillas. No a todas, por supuesto. La rama de la derecha ya la conozco por las razones esgrimidas más arriba, es decir por su historia „la de la derecha„ por sus hechos actuales. ¿Qué van a proponer?: más de lo mismo, con el aval de los malhechores de la economía de la desigualdad, así en Europa como en Estados Unidos y territorios aledaños.

Qué nos hicieron los ancestros, lo sabemos; por más que revuelvan la historia en un manoseo indecente que Ángel Viñas, Paul Preston y otros más cercanos, los profesionales de la Historia, procuran limpiar. Qué han hecho con las ciudades, con Valencia, también lo sabemos. Aunque se nos considere imbéciles desmemoriados, lo sabemos. Sabremos más a medida que el tiempo restaure las verdades, como el expolio fiscal, la devastación de los espacios naturales, la destrucción, o su intento, de voladura de la solidaridad de la cohesión sociales. Desde 1991, desde 1995, hasta 2015 aquí. Con una saña que recordaba, en efecto, las costumbres ascentrales de gentes nada decididas a «la compostura del razonar».

Eso sí, actuaron conociendo la mansedumbre apesebrada de los que ahora reclaman el papel de la sociedad civil. Empresarios, dóciles asistentes a cuanto evento fueran convocados; sindicatos atentos a los pactos que liberaban militantes y que en ambos casos henchían arcas. Los desmovilizados movimientos sociales urbanos, reducidos a unas pocas cofradías que ahora reclaman su puesto ante el nuevo sol del cambio.

Mis preguntas se dirigen a quienes proponen cambios. Inciso. Estas elecciones legislativas, como todas, pueden ser decisivas. Coinciden con una crisis de las instituciones de la Unión Europea. El estallido humanitario de la inmigración es tan solo un reflejo, uno más. Con el cloqueo cardelanicio local. La campaña electoral no puede ser la de los comerciales, encorbatados o descorbatados vendiendo crecepelo al ritmo de cualquier baile agitando carnes sin ideas.

Pueden ampararse eso sí en san Pascual Bailón, patrono de cocinas, de incidentes cocineros tan propios del asunto en algunas cocinas políticas. Por cierto, tiene el santo gran predicamento en nuestras tierras, además de norte a sur, sin distinciones provincianas ni comarcanas: Vila-real, Monforte del Cid y Orito, Novelda, la Vega Baja (en este caso, el aragonés goza de todas las bendiciones comunitario-estatutarias).

El incremento de las desigualdades ha sido evidente en España, en el País Valenciano, en Europa. Supuesta una recuperación económica creíble, ¿qué políticas concretas van a proponer para: a) recuperar los tejidos productivos generadores de empleo y renta; b) restablecer la mínima redistribución del crecimiento con el objetivo de reducir y eliminar la pobreza y la precariedad? En concreto, ¿se procederá a la abrogación de la legislación de la precariedad laboral, de la discriminación en razón de edad, de sexo o de origen?

La corrupción. No se necesitan reformas legales. Basta con el control del reclutamiento del personal que va a representarnos. Si el mérito principal es la permanencia, la mansa obediencia a los órganos partidarios, la corruptela está asegurada: el salario y las prebendas constituyen la primera fuente de tentaciones. ¿Qué se propone para financiar a las organizaciones políticas, sin olvidar las sindicales y patronales que drenan los recursos de las administraciones públicas o por vías menos santas? ¿Qué medidas concretas van a proponer y aplicar en el caso de obtener la confianza popular, en aspectos como el de sostenibilidad, la medioambiental? ¿Qué se propone para la sostenibilidad de la solidaridad intergeneracional, es decir las pensiones y las atenciones a una población que envejece?

Si no tienen nada que decir que bailen con el santo en el día de todos ellos, Tots-sants.

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