He estado esperando algo como el último episodio de lluvias generales para escribir este artículo. En buena medida, este episodio se ha ido cumpliendo en la mayoría de previsiones como, en líneas generales, no había sucedido en otros previos. Es decir, las previsiones de lluvias se han cumplido. Las previsiones de estabilidad, de buen tiempo, de temperaturas, las de viento e incluso las de lluvia atlántica, se cumplen con un alto grado de acierto, pero las de las lluvias mediterráneas, normalmente asociadas a gotas frías o DANAs, son más complejas, más caóticas, como han recordado algunos artículos publicados en esta sección. Dicho esto, vienen los matices. Todos aquellos que nos dedicamos a hacer previsiones del tiempo, incluida la sacrosanta AEMET, debemos explicar a posteriori si las previsiones se han cumplido y en qué medida. Un conocido hombre del tiempo de TV3 dice que los hombres del tiempo no se equivocan, se equivocan los modelos meteorológicos que dibujan los mapas que nos guían. No obstante, yo creo que se deben explicar los factores que han hecho que las previsiones se cumplieran más o menos, explicar qué ha fallado, que elementos no han contribuido a que lloviera mucho en un lugar pero que sí lo hiciera en otro y, en último extremo, reconocer que no sabemos exactamente que ha fallado. Si no hacemos esto, nos veremos expuestos a explicaciones alternativas absurdas, paranoicas, conspirativas: las avionetas, los chemtrails, la OTAN, Monsanto, las aseguradoras; ocultadas por unos hombres del tiempo que «estamos pagados». El error viene a veces en la forma de expresar la predicción, tanto la oficial como la oficiosa, tanto la manual, como, sobre todo, la automática. AEMET y todos los que hacen previsiones automáticas han visto en los porcentajes un método fácil de entender pero erróneo. No existe el 100% de probabilidad de lluvia, ni siquiera a un día vista, menos aún, como se ve a veces, a tres o cuatro. Es más, el 100% de probabilidad de lluvia no indica que vaya a llover mucho y un 5%, pero con una tormenta local, puede suponer una lluvia torrencial. Los avisos de AEMET, mejorables por ejemplo por considerar límites administrativos y no geográficos, no afectan a provincias enteras sino a las zonas en las que se dividen, y en el texto incluyen un porcentaje de probabilidad del evento extremo que nunca suele ir más allá del 70%. Todo esto, el grado de incertidumbre de hacer una predicción sobre algo que no ha pasado, hay que explicarlo.