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Mensaje erróneo

Mensaje erróneo. Lo de Madrid, como capital de España, viene a ser para la Generalitat valenciana como un eterno desamor „eso dando por hecho de que alguna vez lo hubo. Digo el amor„. El mensaje se queda siempre por el camino. Ahora en el AVE, lo que visto con optimismo tiene sus ventajas, ya que no se pierde tanto tiempo. Pero el resultado es el mismo de siempre. Mariano Rajoy, por fin, recibe a Ximo Puig „dentro de ronda de contactos del presidente del Gobierno con los responsables autonómicos, por supuesto„ para comprometerse a más bien muy poco. Promete acelerar la llegada de lo que se debe a los proveedores del FLA y tenía que haber llegado en junio „menuda mañana le dio a Cristóbal Montoro buscando papeles y billetes„, y de lo de la justicia financiera e inversora, nada de nada.

¿Y qué paso con el mensaje? Una rueda de prensa multitudinaria, con todos los medios de la añorada capital, el lugar adecuado para que la difusión de la idea de la infrafinanciación y de la infrainversión encontrara cierto eco en medios que no son valencianos. Pues nada de nada. De la cordialidad al mensaje erróneo. El objetivo era Cataluña y fue Cataluña. Y la Comunitat Valenciana sigue sin interesar en Madrid.

Mientras no haya un peso político o económico real poco o nada se puede hacer. Los intentos de montar grupos de presión van fracasando uno detrás de otro en su objetivo final: influir en el entorno de los órganos de decisión del Gobierno, ya que lo del flechazo en el propio corazón del Ejecutivo no lo arregla ni Santa Rita, y Valencia ha optado por la virtud de la resignación.

No hay herramientas realmente eficaces para horadar en Madrid. El intento de Broseta con Conexus se ha quedado en eso, en un intento. De hecho, ya hay voces „bajas„ que cuestionan su operatividad como lobby capaz de influir. «Mientras el mensaje no llegue a los medios de allí y sirva para presionar, esto sirve para muy poco», me reconocía recientemente un dirigente empresarial.

Y mientras tanto, unos presupuestos fiados a una financiación que no existe y trenes de mercancías de General Motors patinando por las rampas del Escandón. La vida sigue igual. Habrá que seguir fiando las esperanzas a los datos macroeconómicos: sin financiación justa ni inversiones, la economía valenciana ha crecido en el tercer trimestre un 4,3 %. Hay que empezar a creer en los milagros.

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