La DANA del pasado lunes deja cuatro nuevas victimas mortales. Cuatro ancianas de una residencia de personas mayores murieron ahogadas en las habitaciones situadas en un semisótano. La residencia está situada junto al cauce del río Sió en la localidad leridana de Agramunt, en la comarca de Urgel. Por supuesto, la culpa es «de la maldita gota fría». Como no.

En pocos minutos la tormenta descargó cerca de 70 litros, algo más en la cuenca alta de la riera, y originó una crecida súbita que inundó los espacios de ribera. Pero claro, en ese espacio fluvial hay situado un edificio de uso asistencial, con personas de edad avanzada y algunas de ellas con movilidad reducida. El destino ha querido que los ancianos que estaban atados a su colchón se hayan salvado porque, tumbados sobre la cama, han podido flotar sobre las aguas de inundación. Por el contrario, las cuatro ancianas que han fallecido no estaban atadas y se han ahogado. Paradojas de la vida; en este caso, de la muerte. Una sucesión de hechos indebidos „¿ilegales?„ que, de nuevo, se salda con víctimas mortales. ¿Es que no se sabía que la zona donde estaba ubicado este edificio era zona inundable?

Y si se sabía, ¿por qué se permite situar habitaciones en un semisótano, y especialmente si van a estar ocupadas por personas con una movilidad reducida, por edad o por impedimento físico? Realmente ¿seguimos pensando que la gota fría tiene la culpa de este tipo de muertes?

Si la respuesta es afirmativa, entonces no vale la pena seguir investigando en riesgos naturales.