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El Valencia solo es un chiringuito financiero

Que no cunda el pánico. No ha pasado nada nuevo. Hasta ahora hay gentes que pueden felicitarse. Verbigracia: Amadeo Salvo, que según todos los indicios salió beneficiado económicamente de la venta del Valencia a Peter Lim. Se nos había quedado descolgado el ilustre catedrático Aurelio Martínez y ya lo tenemos colocado en la dirección del Puerto de Valencia. Le han cantado al entrenador lo de «Nuno vete ya» y no hay que rasgarse las vestiduras porque su contrato no depende de Mestalla y ni siquiera de los pobres y pequeños accionistas que ya no pintan nada en la administración y dirección del club porque se lo pusieron en bandeja a un inversor singapurés, socio asociado en sociedad a Jorge Mendes, el hombre que hace y deshace los contratos de la plantilla.

Aquí no hay novedad como no lo hubo en el frente según Erik María de Remarque. Estamos donde estábamos. O peor si analizamos el fondo de la cuestión. El Valencia CF es simplemente un negocio de un señor que ni siquiera ha tenido todavía la templanza suficiente para plantarse en la ciudad y contar sus proyectos. Hasta ahora, únicamente tenemos conocimiento de intenciones varias por medio de emisarios y se supone que portavoces autorizados. Hay datos concretos. El señor Lim le ha hecho un préstamo de cien millones al club con los correspondientes intereses que habrá que pagarle. Parece contradicción que un señor se preste a sí mismo y se cobre intereses, pero los negocios son así. El señor Lim aún no ha salido a la palestra a decirnos cuál es el futuro imperfecto que nos aguarda. Lo henos visto en Mestalla de feliz espectador, pero no ha hecho declaraciones formales ni por plasma.

El equipo navega sin rumbo porque no hay quien maneje adecuadamente el timón. Hay una señorita que figura como presidenta y de vez en cuando dice cosas que hasta pueden parecer sensatas. Al lado tiene a un señor del que sólo se sabe que viaja. Tal vez no entiende de fútbol, pero es admirador de Marco Polo. Nuno Espirito Santo, exentrenador del Río Ave, club portugués que figura en nuestro mapa desde que este señor aterrizó en Mestalla. En nuestro santoral figuran por razones obvias, Benfica, Sporting, Oporto, el histórico Os Belenenses y el Académica de Coimbra, que en Portugal es club tan meritorio como La Cultural y Deportiva Leonesa. El Río Ave ha sido para nosotros un club emergente.

En Mestalla, ya lo fijé y nadie lo ha desmentido, hay más deudas y menos goles. Hay un equipo sin imagen. No hay conceptos que puedan definir su juego. No hay siquiera alineación titular. Los grandes equipos siempre se han recitado como los versos de La Canción del Pirata. Perdonen mi arrogancia, pero oyendo a mi padre me aprendí el que empezaba por Mariano y acababa en Cordellat. Y gocé con el de Quique y Seguí. Y los más recientes aunque perdiéramos dos Copas de Europa.

Con Nuno no hay posibilidad alguna de que el equipo pueda emular a alguno de los más gloriosos. Pero a decir verdad, los problemas no están sólo en el entrenador, sino en quienes ha cedido un crédito para que se les comprara a sus propios jugadores, aunque algunos de los cuales no dan la talla para un conjunto que nos lo quisieron vender para grandes eventos. Nuno es, como mínimo, falsario. Nos hizo creer que había perdonado a Negredo y se le llevó a Gante para humillarle más. Pero por favor no le pidan que se vaya. Esto no es un club como antaño. Es un chiringuito financiero.

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