El presupuesto 2016 de España es de 312.253.036 millones de euros. El problema es saber de dónde saldrá tanto dinero. A primera vista parece que vendrá de los impuestos a las grandes constructoras, empresas de energía, fabricantes de automóviles, bancos o grandes fortunas, pero no es así. El fuerte de la recaudación saldrá de los curritos como usted y como yo, la legión de contribuyentes sin escape posible. Viene de los 18 millones de trabajadores, los 9,8 millones de pensionistas y los 1,8 millones de pensionistas españoles emigrantes, que forman los 29,6 millones de tribu tributaria controlados al céntimo. Pagando el IRPF, cargamos con el 44 % del presupuesto (138.000 millones).

Luego, curritos y millonarios pagamos lo mismo en tributos especiales al fumar, comprar alcohol, carburante o consumir energía en forma de gas o luz. Al consumir, todos pagamos el mismo IVA, poderosos o mendigos, lo que representa el 31,5 % del presupuesto (100.000 millones). Ya ven; a nuestras costillas el 75,5% de la recaudación. Sobre las célebres grandes empresas y sociedades, solo el 13,4% (42.000 millones).

Pero es que además un empresario puede evadir el IVA y otros gastos como vivienda, obras en la misma, viajes, hoteles, comidas, coche, ordenadores o móviles, cargándolos a su empresa, con lo que recorta beneficios y sus impuestos sobre ellos, mientras un trabajador ha de pagar su S. S., cosa que no hace un capitalista aunque tenga derecho a una pensión no contributiva. Si la cosa no está bastante clara aún hay algo más, porque las grandes fortunas pueden crear sicav, de las que hay reconocidas unas 3.381 con un patrimonio de 33.836 millones de euros, que solo pagan el 1% de sus beneficios, aunque al vender tengan que pagar sobre el total de los mismos. Y como colofón, están las grandes evasiones fiscales aunque gracias a las últimas medidas se han localizado 134.000 nuevos contribuyentes que escapaban del fisco español por invertir fuera de nuestro país.

Por esas razones, los que soportamos la mayor parte de los gastos del Estado español, podemos exigir un cambio radical en la imposición, más justo y más proporcional a los recursos y esfuerzos contemplados. Porque aunque se dice que el que paga manda, aquí el poder está en los lobbies que manejan las decisiones y que están en manos de los que menos pagan, los del 13,4 % presupuestario. Esa es la principal injusticia, que pagan poco y deciden mucho. Solo cuando llegan las elecciones tenemos la sartén por el mango y es el momento de exigir claramente: votando con la cartera. Porque somos el sostén de esos trescientos doce mil millones de euros que España se gastará en el 2016. La mejor respuesta, en diciembre.