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Felicidad o supervivencia

Son «tiempos difíciles» para el rey Felipe VI y ayer la selección española de fútbol salió a disputar un amistoso en Alicante contra la pérfida Albión más rojigualda que nunca. Parece unánime pues la sensación de que la unidad constitucional está en peligro pero, paradójicamente, Isabel Bonig y Manuel Mata „síndicos popular y socialista en les Corts„ rubricaron que a los valencianos les deje de doler España. El problema catalán ha sido exorcizado de la agenda valenciana lo que indica que, o bien era un dislate manosearlo en el ámbito doméstico, o no debe preocupar a esta ciudadanía la deriva de nuestros vecinos del norte, o se usó como pirotecnia política y pare usted de contar. O que, seguramente, es Madrid quien manda parar, como es habitual. Niebla en Madrid, contaminación en media España. Roma locuta, causa finita. En cualquier caso parece que ha triunfado la «inteligencia política».

Neurociencia. Carlos Herreros es un directivo español que ahora investiga en la esfera de la modernización de los modelos de negocio a través de la neurociencia. La neurociencia es una especialidad relativamente joven que se dedica a observar el sistema nervioso central del ser humano. Herreros mantiene que se puede aplicar esta disciplina al management, a la dirección y trato con las personas y por eso también, cabe pensarse, a la política. Más todavía si, como sostiene este investigador, los ámbitos principales de aplicación de la neurociencia son el liderazgo y la estrategia. La conclusión principal de Herreros llegados a este punto es que el cerebro no está diseñado para hacernos felices, sino para sobrevivir.

Supervivencia. A sobrevivir se apuntan en este caso populares y socialistas. Isabel Bonig y Manuel Mata optan por la supervivencia. La supervivencia de sus partidos como fuerzas sistémicas nos referimos, porque sus señorías de momento muestran buena salud. PPCV y PSPV han enterrado „temporalmente„ el asunto de la unidad de España como arma arrojadiza. No parece el parlamento valenciano el ámbito propicio para retarse por una cuestión, el desafío soberanista catalán, cuya definición y trascendencia va por barrios. Somos los menos los que pensamos que el PP o CiU deberían inventarse este conflicto de no existir.

Cortina de humo. En el fondo los del Junts pel Sí deben saber que el vagón de la independencia entrará en vía muerta tarde o temprano. Eso también lo intuye el PP. Pero los líderes en ambas orillas „Artur Mas y Mariano Rajoy„ practican la buena estrategia de revisitar «Wag the Dog», la película de Levinson. Dustin Hoffman y Robert de Niro inventan una guerra de los Estados Unidos contra un enemigo exterior: Albania.

Conflicto internacional. Rajoy también demuestra inteligencia ahora que parece haber logrado la pose ideal respecto al «procés». El gobierno ha decidido gestionar esta cuestión como un conflicto internacional, usando el manual del enemigo externo, cosa que recomendaría el mismísimo Instituto Elcano para estas lides. Señalar el enemigo, convocar a los distintos agentes, buscar el consenso, escenificar la unión, hacer frente común y ponerse tras la pancarta. Todo ello beneficia al poder, a la autoridad del momento. Es esta estrategia la que parece estar en el fondo del despegue paulatino del PP en las encuestas. Está por ver si será suficiente para gobernar o para pactar desde la comodidad tras las próximas elecciones. Mientras, Catalunya „o Artur Mas y compañía„ le hacen la campaña a Mariano.

Morera. También pretende sobrevivir el presidente de les Corts y líder del Bloc, Enric Morera. Morera ha hecho la travesía del desierto con postas en Bruselas, en los trinquetes de pilota o en la clamorosa soledad de las plazas de nuestros pueblos en aquellos tiempos en los que el viento no soplaba de popa. Lideró a su descarriada grey hasta la playa del poder no sin antes pasar las de Caín. El camino fue tan duro como la pilota de baqueta y por eso se nos antoja una misión difícil descabalgarlo. Más bien pelea contra sus críticos por retardar su obituario, dilatando la celebración de un congreso de final incierto que es lo mismo. La mitad de la dirección del Bloc ha dimitido pero esas bajas a Enric le parecen una pamema, un simple síntoma de las rutinas políticas.

Podemos. Entre el poder y la irrelevancia el líder nacionalista opta por lo primero. Consciente de que los cargos son tangibles y los apellidos pasan, negó tres veces al Judas españolista para acabar de la mano de Pablo Iglesias „rey de la Complutense„ en esa coalición de futuro incierto. La mitad de su partido rechaza ese matrimonio por ser contra natura pero para Morera se trata sólo de un daño colateral, digerible a mayor gloria de la meta superior: la construcción del país. O la erótica del poder.

LO QUE LES SEPARA

La inteligencia al servicio de la supervivencia es también un valor del que hace gala Ximo Puig cuando entierra el hacha de guerra y la amenaza de los tribunales que faroleaba por la cuestión de la financiación. La foto que centra esta página y en la que el ministro Cristóbal Montoro parece medir con sus manos el trecho que separa a ambos políticos, señala un tiempo nuevo, al menos hasta la cita electoral. El mismo afán de supervivencia que exhibe Isabel Bonig, secretaria general del PPCV. Las listas electorales del 20D presentadas están organizadas desde el tacticismo. Sobrevivir, apuntalar su liderazgo, crear contramedidas contra posibles alternativas, renovar en lo posible y señalar el camino de la jubilación a unos cuantos. Algún día habrá que meterle mano al Senado, un auténtico camposanto.

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