Jaden Smith „el hijo adolescente de Will Smith„ lució una falda en su graduación. Sociólogos y publicistas consideran este gesto inaudito como la antesala de la recién bautizada «generación Z», jóvenes que destacan por su «género neutro» y marcan tendencia con el «antiestilo como un instinto generacional». Así que ya saben: ¡ojo al parche! Se avecina el contraestilo y la neutralidad sexual como constructores de la identidad. Mientras los gurús del marketing ornamentan esta ridiculez, los sabios de la mente „psicólogos, filósofos, etc.„ fundamentan semejante disparate elucubrando epistemologías pintorescas.

Asimilar cada bobada generacional trae cola. La neurociencia apunta en una sola dirección: el joven anhela «ser uno mismo». Pero, ¿qué implica tamaña extravagancia? Ya sean tribus urbanas o hípsters, muppies o ninis, todos destacan por su absurdez y desvarío. La Ilustración en sentido kantiano „esa auténtica mayoría de edad, sin tutelas ni cobardía„ deviene utopía cuando los jóvenes persisten en la manada. Si algo marca tendencia es el rebaño, regocijarse en la etiqueta (hashtag, dicen los repipis modernísimos), promover ñoñerías y exhibirse en Twitter, Telegram y un sinfín de redes „o enredos„ sociales. Servidor dispone de perfil público en Facebook, pero, en contra de esta chiquillería berzotas, uno intenta construir, edificar, debatir, crear€ (Apúntense a mi hogar virtual: Agustín Zaragozá. Escritor).

La toxicidad de cualquier generación contamina el planeta. La condescendencia „suya, mía, de todos„ resulta indecente e intolerable. En la juventud habitan almas plurales: críticos o conformistas, trabajadores o desidiosos, dúctiles o rudos€ Quizá yo sea un tipo sin generación. O un género en sí mismo, cosa inverosímil. Intercambio pareceres con mi amiga Pilar Pardo, quien, tras 27 años rodeada de hormonas, nunca distingue entre alumnos generación X o Z. A lo sumo, lo dicho: trabajadores o gandules, etc. El valor recae en la individualidad de fulano y mengana. ¿Generación Z? ¡Bah!