Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

thumb-isabel-olmos-(1).jpg

Los amantes callados

Juan se había callado tantas cosas en su vida que, cuando fue al médico por un intenso dolor de garganta, ya se le había generado todo un racimo de silencios y ocultaciones. Así se lo dijo el propio doctor, atónito, tras una larga exploración: «Tiene usted tantos secretos y desde tan antiguo que los tiene apelmazados y vamos a tener que ir con cuidado y muy despacio para darles salida». Según le explicó, al fondo de la garganta pudo ver, casi enquistados, los primeros sustos de infancia, cuando no podía dormir por las noches a causa del miedo que vivía en silencio para no ser reñido. Junto a ellos, estaban las lágrimas calladas que se tragó durante los años de escolarización, largas y amargas, cuando era acosado por sus compañeros con burlas y patadas; varios «perdones» no expresados tras traicionar a un buen amigo en la pubertad y un listado de mentiras y excusas finamente elaboradas con el objetivo de agradar siempre al interlocutor de turno. El doctor también halló en su exploración respuestas repletas de ira nunca expresadas a su padre o a su jefe y, también, información sensible sobre su familia que, por lealtad y honor, nunca nunca podría hacer pública.

Pero lo que más sorprendió al médico y a él mismo fue la costra que ocupaba la parte superior de esta masa silenciosa: una gran cantidad de «te quiero» que esperaban expectantes y en silencio a ser liberados. Miraban hacia arriba con ojitos inocentes, como quien espera ser llevado a la luz tras siglos en el olvido. Vio a la primera niña del colegio que le gustó; a compañeras del instituto y a su esposa. Pero también vio a decenas de hombres y mujeres desconocidos, amantes amados de padres, madres, abuelos y abuelas. Seres queridos, profundamente deseados pero invisibles en partidas documentales o actas; amores profundos al margen del árbol genealógico oficial. Amores en paralelo, profundos y añorados. Amantes amados, dueños esos «te quiero» no pronunciados.

Compartir el artículo

stats