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El empate, triunfo de la cantera

El Valencia y el valencianismo celebraron el empate con el Barcelona como una victoria. Signo inequívoco de que se tiene aceptado el papel de segundón. En Madrid, la igualada ha sido considerada como pinchazo del Barça, lo que significa que los medios madrileños definen al Valencia como equipo de medio pelo al que los grandes tienen obligación de derrotar. De acuerdo con los recientes antecedentes penales alcanzar tal resultado frente al mejor equipo del mundo, es una liberación. Dicho de otro modo, una pena en tercer grado.

Al margen de estas consideraciones poco placenteras tengo para mí que hubo varias cuestiones que merecen cierta celebración. De entrada, se ha demostrado, una vez más, que Voro es seguro de vida, entrenador al que recurrir cuando el tren de la Liga se ha perdido y es preciso enganchar el vagón a la expedición general. Voro cambió la cara al equipo. La faz de fado en puro lamento que tiene Nuno Espiritu Impuro , y sin la voz de Amalia Rodríguez, la equivalente en Portugal a nuestra doña Concha Piquer, era presagio de males mayores. Con Voro se detuvo la caída en picado y le ha puesto en bandeja a Neville I, un espejo en que mirarse.

Jaume, nombre pronunciado erróneamente al llamarle Chaume, defecto en el que por mimetismo caerán los comentaristas radiofónicos y televisivos de Madrid, como ocurrió cuando Matías Prats llamó Sanchís a Sanchis y así ha quedado para la generalidad, Jaume, digo, se ha aferrado a la titularidad a pesar de que no está representado por el inefable Jorge Mendes. Es un éxito de la cantera aunque haya sido de modo accidental.

Gayà ya no necesita padrinos. Crece a diario. Es un gran atacante y ha mejorado notablemente en los aspectos defensivos. No sólo se enfrenta con éxito al extremo contrario, sino que acude con gran intuición a cortar peligro por fuera de su demarcación. Contra Suárez y Messi supo estar por encima de lo exigible.

Paco Alcácer ha dejado de ser el delantero centro que sólo espera el balón en buena condiciones para rematar. Alcácer ha progresado notablemente en el juego y prueba de ello fue el pase de gol que le cedió a Santi Mina. Perdido en el ataque, solo con su soledad a solas, se las tuvo que ver con la experimentada defensa barcelonista y creó dificultades constantes. Juega de espaldas a la portería como avezado atacante y su movilidad arrastrando a contrarios proporciona ventajas a sus compañeros. Nuno estuvo a punto de cargárselo cuando dio toda preferencia a Negredo. A éste le amargó la vida y nos lo ha dejado con futuro incierto.

El empate con el Barça, desde el punto de vista del valencianismo pegado a la tradición casera, puede considerarse triunfo. El de la cantera. La que, en antañones tiempos, el Mestalleta nutría al primer equipo con joyas de la corona.

Posdata. En Mestalla también hay nutrido grupo de nacionalmadridistas oídos los pitos a Piqué.

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