Reflexionando sobre las ofertas de los partidos políticos en las semanas previas a las elecciones, sería interesante valorar como contemplan en sus programas un tema tan trascendente como es la regulación de la eutanasia. El derecho a una muerte digna es una necesidad que apremia a quienes sufren al entrar en el estadio terminal de una enfermedad grave, ya no sólo los enfermos sino sus seres queridos, impotentes ante una espera que se eterniza y un sufrimiento que podría ser aliviado.

Aprovechando que estamos en vísperas de elecciones, la asociación Derecho a Morir Dignamente está celebrando una serie de debates a los que invita a representantes de todos los partidos políticos -sin excepción- para conocer su postura ante la eutanasia e intentar sensibilizarlos frente a un problema real para el que, según una encuesta específica del CIS, el 73,6% de la población reclama una ley y el 80,5% considera que la legislación debería autorizar a los médicos a poner fin a la vida y a los sufrimientos del paciente que libremente lo solicite.

El pasado martes 3 de noviembre, tuvo lugar en la Universidad de Valencia (Aula Magna de La Nau) una de estos debates al que, como viene siendo habitual, no acudió el PP, por problemas de agenda, ni tampoco Ciudadanos. Sí que estuvieron presentes PSOE, Compromís, EUPV, y Podem. Es un hecho que la actitud ante la eutanasia divide a la derecha y la izquierda y que la postura de la Iglesia católica tiene mucho que ver al respecto. Resulta significativo que ni Ciudadanos ni el Partido Popular mencionen la eutanasia en sus programas electorales. Tampoco el programa de UPyD hace ninguna alusión al tema.

Por su parte, la postura del PSOE siempre ha sido más de intenciones que de hechos. En el debate de las primarias socialistas de 2014, Pedro Sánchez prometió que, si llegaba a ser presidente de Gobierno impulsaría una «ley de muerte digna», una promesa que Rodríguez Zapatero ya había incorporado a su programa electoral en 2004 pero que jamás cumplió. Aparentemente, el PSOE se muestra sensible ante la eutanasia, pero sin matizar cual sería el contenido de una hipotética ley al respecto. Curiosamente, sólo mostró cierta contundencia el médico e investigador valenciano Bernat Soria (ministro de Sanidad con Zapatero) cuando anunció una comisión de expertos y solicitó unan amplia encuesta del CIS para pulsar la opinión ciudadana sobre la eutanasia antes de ser cesado y sustituido por Trinidad Jiménez.

En su programa, Izquierda Unida se muestra categórica y considerar los cuidados paliativos como un derecho de los ciudadanos, así como también el tratamiento del dolor y el derecho a una muerte digna.

Por su parte, Podemos establece el derecho a una muerte digna mediante la elaboración de un plan de cuidados paliativos que reconozca el derecho a morir sin dolor, con dignidad y evitando el encarnizamiento terapéutico, y el derecho a decidir qué asistencia sanitaria se quieren recibir en el momento próximo a la muerte, expresado en un registro de últimas voluntades.

Siendo que estamos a punto de ser tentados con las promesas de última hora con las que los políticos querrán captar nuestro voto, es éste un buen momento para exigirles el respeto que merecen quienes cada día sufren para morir y permitir que puedan hacerlo en paz y sin dolor. Para ello, quienes nos gobiernan deberían afrontar la legalización de eutanasia con una actitud expeditiva y no con vacuas promesas electorales que luego olvidan durante cuatro años. Reconocer el derecho a una muerte digna debería priorizarse por encima de otros asuntos que, sin duda tendrán gran valor político pero adolecen de trascendencia para la dignidad humana.