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Juventud sobrevalorada

Hoy está en Valencia Albert Rivera. Mañana Pablo Iglesias. Los foros valencianos van a ser en esta campaña la prueba del algodón que dimensione a las fuerzas que andan parejas. El Príncipe Felipe hoy o „más todavía„ la Fonteta darán la medida de la habilidad movilizadora de Compromís-Podemos o el PSOE. Entre los valencianos que llenarán estos recintos habrá bastantes jóvenes. Los politólogos mantienen que en los procesos electorales de la historia reciente que han derivado en un cambio político, el voto joven ha tenido un peso, si no determinante, sí influyente. No está claro „según el CIS„ que las próximas elecciones generales conduzcan necesariamente a la alternancia „más bien se diría lo contrario„, pero sí que es evidente que se va a producir un revolcón en el escenario, una alteración del marco. El bipartidismo toca a su fin y los dos partidos emergentes „Ciudadanos y Podemos„ toman ventaja en la bolsa de voto joven.

Dialéctica. «Lo joven», «lo nuevo» son tendencia en estos comicios. La juventud „como el optimismo que decía aquél„ está sobrevalorada. Algo muy poco racional. Ninguna tesis filosóficamente moderna desde Hegel a nuestros días pasando por Marx (¡ay la dialéctica, cuántos la citan y qué pocos la utilizan!) niega que lo que somos (partido, individuo o país) contiene en sí mismo el pasado, el presente y rasgos de lo que será el futuro. Por lo tanto lo que sucede es que sobrevaloramos lo joven, como sobrevaloramos lo nuevo respecto a lo viejo. Evidentemente de forma interesada.

«Novismo». Cautivados por el «novismo» todos pretenden capturarlo. Los socialistas se perfilaron hacia las nuevas generaciones y tras el liderazgo de un solvente y taimado tecnócrata maduro como Rubalcaba colocaron a un galán rectilíneo llamado a pescar en los caladeros de la voluntad popular no sólo por su presumible empatía sino, también, por el atractivo físico. Eso y la juventud „presumían„ les devolvería el poder que perdieron tras la derrota de Zapatero. Pero hete aquí que, tras el cambio, el PSOE sigue siendo un partido de mayores y los jóvenes se inclinan, mayoritariamente, por los nuevos Rivera e Iglesias „este en menor medida„.

Sánchez. Es posible que a estas alturas haya en entre los socialistas quien se esté fustigando con retroactividad por no haber encontrado un candidato que generara mayores expectativas que Pedro Sánchez. No será el primer líder que aguarda a la cita electoral con ganas de que acabe su via crucis. En los años del proteico PP en la CV, Asunción, Pla o Alarte bregaron contra la adversa demoscopia. Hoy mismo hay un socialista «avant la lettre» como Ximo Puig en la Generalitat tras los peores resultados de su partido en la historia, lo que ilustra a las claras que en política el éxito tiene muchos padres.

Difundo. Por mucho que intente disuadirnos „con Bertín, Pablo Motos o el «sursum corda»„ , a Pedro Sánchez lo han hecho difunto. A Sánchez quieren embalsamarlo como hacían los fotógrafos de la posguerra. En aquella época la fotografía „como tantos otros contextos„ sufrió el invierno de la dictadura. Los exvotos „fotografiar muertos„ eran una práctica extendida, como parte del rito funerario. Para demostrar a la familia que efectivamente había un finado o como mero trámite documental: aquél cadáver había existido en vida. A Sánchez lo quieren meter en la cajita, con su galanura como atrezzo de la exequia.

Conspiración. Para los amantes de las conspiraciones, habría que poner el foco en una teoría. ¿Existen alianzas de intereses que trabajan por enterrar al secretario general del PSOE? Tras el debate en Atresmedia de la semana pasada, las crónicas fueron coincidentes en declarar perdedor oficial a Sánchez. Ojo, ¡no al ausente Rajoy! La circunstancia alienta la hipótesis de que la verdadera coalición electoral de este 20D es el PP-Odemos. Populares y podemitas se realimentan. Mariano Rajoy sin quitarse el chándal. Iglesias y Oltra erigiéndose como baluartes de la izquierda. El pacto no escrito está lanzado: «Todos contra Sánchez».

Cara a cara. En el ecuador de la campaña llega el cara a cara, el debate al que Mariano no puede negarse. Recibe, sin embargo, a un rival vapuleado, trastabillado tras la suerte del picador, alterado en la reacción, suspicaz ante la conspiración. Si la TV privada enfoca el tándem Mariano-Pablemos, la pública reforzará el dúo de la Transición. No obstante, la gran mayoría de jóvenes que se incorporan al censo no verán ese duelo, no son sus candidatos. Vas por la calle y ves que los jóvenes van a votar a Rivera. «Porque parece que tenga 18 años». Por suerte esto no es una «pubercracia». Ni todos somos tan jóvenes, ni todos somos señores de 65, ni mujeres de 36 o amas de casa, o jubilados. La volatilidad del voto desaconseja el juicio apriorístico. Sugerimos pues que nadie haga demasiadas cábalas. Porque, como escribía Budd Schulberg, «más dura será la caída».

Con las cosas de comer...

Con el turismo hay que ir con tiento, es nuestra primera industria. Primero fue la etimología, disciplina filológica que estudia el nombre de las cosas. Que se lo digan a Andrés García Reche, hoy responsable de las políticas de innovación de la Generalitat y en su momento responsable de Turisme, al que le tumbaron una idea sólida por espurias razones. Entonces se pretendió unificar bajo una marca común -loable objetivo- nuestra oferta turística. ¿Qué has dicho? Allá que la armó la carcundia que le acusaba de desdibujar nuestro Regne en pandemonios de mayor espectro. Ahora el tripartito quiere dar un nuevo giro con el turismo como eje. Desde del área que dirige Francesc Colomer se sugiere reforzar la imagen de la CV como tierra de promisión social y aperturismo. ¿Será esta una buena estrategia? ¿No se estarán mezclando churras con merinas? ¿Busca un berlinés nuestras fortalezas solidarias o nuestras playas?

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