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Alfons García03

¿Qué fue de la cultura?

Pasó de largo en el debate decisivo. Ni le mentaron la madre ni la utilizaron como arma arrojadiza. Ni para eso sirvió. No existió para ninguna de las cuatro estrellas de la televisión (también políticos, ¿no?). Eso es para no meter la pata, dice un amigo, porque tenían la experiencia de lo de Kant y la Crítica de la Razón pura (¿o era la Ética?) Ojalá tengas razón y solo sea por prudencia, porque con la cultura no te puedes fiar, crees que tienes todas las citas en la cabeza y de repente Descartes se come a «Horsecoopersprice» o como quiera que quisiera decir Pablo Iglesias, el de ahora. Lo debatimos ante unas olives xafades, no porque sean un símbolo de la civilización clásica ni un ejercicio improvisado de interculturalidad, sino porque es lo que pone con las cañas el bueno de Wang en lo que antes era el bar de Julia. Las citas no son cultura, son erudición, deja caer Pepa con ese tono de hasta-aquí-llegó-la discusión. La cultura es lo que queda después de haber leído mil libros y haberlo olvidado todo. ¿Esa no es una cita de Maurois? Más o menos. Igual es que no hemos cambiado tanto y somos igual de brutos que hace 250 años: en España la Ilustración se vivió en el exilio o a escondidas del catecismo imperante. Ya lo decía Ortega (y Gasset).

Tampoco hay que irse tan lejos, ¿y aquí, qué me decís de aquí? Joan el Llarg lleva de serie una mirada cenital que recuerda a la voz en off de las películas neorrealistas. Aquí ha habido un cambio de gobierno, pero en la cultura las tendencias siguen igual. Ahora tenemos un Código de Buenas Prácticas y estamos metidos en un plan estratégico que cuando esté, la legislatura casi no estará. Ese es Luis, que nunca se sabe si habla en serio o no. Sí, y mientras tanto los teatros públicos se pasan dos semanas cerrados en pleno diciembre, con Jocs Florals incluidos; los políticos siguen prefiriendo un Valencia-Barça a Macbeth; el arte se viste en bolsos de YouTube o se pone gorro de chef „los intelectuales de hoy„; las exposiciones contemporáneas se alargan hasta hacerse clásicas porque no hay dinero para más, con salas cerradas, pero no por falta de presupuesto sino porque ahora lo que sobran son museos; las ayudas al cine acaban en los bolsillos de siempre, y la cultura es una maría orgánica con escaso personal en la conselleria al lado de educación.

Largo, para, que se me atragantan las aceitunas. Lo que pasa es que el medio ambiente cultural están tan deshecho que no llega a media cuarta. ¿Os acordáis de Hollande „es Nico, siempre francófilo„, que dijo que aunque tenía que hacer recortes, no afectarían a la educación? Incluso Sarkozy anunció en su primer discurso como presidente que haría de las universidades francesas las mejores del mundo.

No seáis tan pesimistas. Quizá en el próximo debate la cultura es la estrella. ¿Qué decía Ortega? Que había que reconstruir España. Más o menos. Y eso era en los años veinte del siglo pasado, ¿no?

¿Pedimos la cuenta? Siempre que no sea la corriente.

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