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Empeñados a lo bestia

Ya queda menos. En una semana esta campaña electoral televisiva habrá terminado y con ella el romance entre los políticos y la pequeña pantalla. Mañana toca el cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, vía Academia de la Televisión y de nuevo con Manuel Campo Vidal como moderador. Ya es a los debates electorales lo que Ramón García a las campanadas o Jordi Hurtado a los concursos de sobremesa: un clásico en el mejor sentido de la palabra. Tan clásico se anuncia el formato que hasta los sientan a una mesa y la única novedad es que los contendientes estarán más juntitos. Revoluciones, en este caso, las justas.

Lo que sí es de una guasa revolucionaria es volver al cara a cara bipartidista en múltiples canales y que vayan a La Sexta «los nuevos» a comentar las mejores jugadas. Decididamente Albert Rivera y Pablo Iglesias juegan en otra liga mediática y chupan cámara aunque no les inviten. Cuando Cospedal insistía ayer en que España va en serio y gestionar un país nada tiene que ver con un plató de televisión deduzco que ella está en otra campaña y su reino ya no es de este mundo sino de Pablo Casado. Si no sería incomprensible que el presidente Rajoy apareciera ayer tarde en Telecinco hablando de sus cosas con María Teresa Campos a la misma hora que en el ministerio del Interior se reunía el pacto antiyihadista tras el atentado de Kabul.

Una mala coincidencia, sí, que la actualidad empañe la entrada en campaña de Qué tiempo tan feliz con malas noticias. En todo caso la intervención del presidente estaba grabada y así lo recordó Moncloa también y la presentadora del programa, para evitar comentarios maliciosos. Pero es inevitable pensar mal. Casi tengo por seguro que si alargan un poco más las pre elecciones los candidatos hubieran acabado en Sálvame. Sus creadores lo califican de Divina comedia y no se me ocurre mejor metáfora de un descenso a los infiernos.

ADICTIVOS. Mientras los candidatos aprietan el acelerador y se empeñan en salir por la tele haciendo lo que sea, MEGA estrena nueva temporada de los otros empeños, los Empeños a lo bestia de Detroit. Y completa la noche de los viernes La casa de los empeños. Una oferta irresistible para algunos, lo confieso. No es que los busque demasiado, pero estos programas me resultan adictivos y no consigo saltármelos en la ronda del zapeo. No es demasiado edificante, pero ahí me quedo, esperando a que saquen a alguien de la tienda a empujones o que el padre y sus aventajados hijos encuentren petróleo entre las miserias ajenas varadas en su mostrador. Quien no haya visto nunca Empeños a lo bestia que tire la primera piedra.

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