Ser conservador implica el gusto por las viejas costumbres aunque no sean las más adecuadas en el presente que se vive y es por esto mismo que la Academia de la Televisión fue la perdedora en el debate bipartidista, tal como se encargó de manifestar Ana Rosa Quintana en su famoso tuit. Precisamente las redes sociales fueron lo más entretenido durante 120 minutos porque gracias a los comentarios y al ingenio de incontables memes, el «y tu más» continuo fue más soportable para el sufrido espectador. La televisión de 1993 no es la misma que la de 2015, el lenguaje, contenido e imagen han evolucionado, al igual que la sociedad española. La neutralidad informativa que requiere un programa de este calibre no está reñida con el dinamismo y el espectáculo, ausentes en una emisión plana y sosa. La realización fue fundamental para que me llegara ese olor a naftalina, corría a cargo de Fernando Navarrete, maestro de la imagen en décadas pasadas pero con un estilo que ahora no encaja. Enseguida me vino a la mente uno de los últimos especiales navideños a cargo del realizador en Canal Nou, estaba presentado por Francisco y protagonizado en exclusiva por Isabel Pantoja y hasta aquí puedo leer€
Por su parte el presentador, por el cual inevitablemente si pasa el tiempo, ejerció más de espectador observador que de moderador, exceptuando algunos gestos con los que regañar a Pedro como si de un preceptor se tratase. A los académicos y demás maestros televisivos, les presupongo contar con la respetable experiencia del ayer pero también también la de andar y trabajar en los platós de hoy para ser referentes de la institución que representan. Reflexión, por cierto, que extiendo a todo aquel llamado sabio, profesor o experto del medio televisivo, llamado a opinar sobre como debe ser la televisión del futuro, porque la teoría sin mucha práctica no sirve de nada. «Que la imagen no desplace la palabra» cita de García Marquez con la que se despedía el presidente de la Academia y puede estar tranquilo porque en la noche del 14 no lo hizo€
