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Julio Monreal

Siete años de una ilusión

La paella valenciana iba a desaparecer, y también cientos de empleos en la hostelería, porque Costas no autorizaba terrazas mayores a los chiringuitos. Y no se ha hecho nada.

Unos tres años de lucha y campaña por parte de los propietarios de merenderos de playa de Pinedo, El Saler y la Malva-rosa contra el nefasto Gobierno de Rodríguez Zapatero iban a dar paso a una edad dorada de cuatro años con el PP en la Moncloa, durante los cuáles la Demarcación de Costas del Estado en Valencia iba a autorizar generosas ampliaciones de los espacios de los chiringuitos, con más metros de terraza cubierta y otros tantos de veladores al aire libre, de forma que se creara riqueza y se atendiera a los miles de turistas que no iban a parar de viajar a la tierra de las oportunidades, la que mana leche y miel.

Los gobiernos de Rita Barberá y Francisco Camps llevaron las demandas de los merenderos hasta el paroxismo, con declaraciones del tipo de que la paella estaba en peligro de desaparición si se mantenían los sonrojantes límites a la expansión de las terrazas. Los merenderos fueron, hace cuatro años, una ridícula arma arrojadiza electoral. ¿Y para qué? Para nada. En los cuatro años de aquel ejecutivo que se reclamaba imprescindible no se ha movido una sola chapa; no ha habido autorización de Costas, ni se ha aprobado el cambio de planeamiento que permita que los habitáculos puedan utilizar la segunda planta como sustitutiva del espacio de terraza que no les han otorgado. La decepción de los hosteleros debe ser gigantesca, del tamaño de la esperanza que depositaron en quienes les han acabado fallando.

Los merenderos de playa son solo una herida de las batallas de los cambios políticos de hace cuatro años. La rotonda de acceso a Valencia por el Norte es otra, con su carísimo mirador cerrado porque no hay dinero para que un funcionario se encargue el ascensor. Árboles muertos; hierros oxidados... Lo que unos hicieron, otros lo repudian o rectifican. Parece como si no hubiera dinero de los ciudadanos enterrado ahí, pudriéndose. Parece como si no importara a quienes lo realizaron ni a quienes lo abandonaron. Cuatro años ya...

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