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¿Plomo u oro?

A estas alturas estaréis hartos de términos como «la fiesta de la democracia» o «normalidad democrática». Las elecciones han pasado pero el gusanillo democrático, ese que pide que votemos hasta el color de los calzoncillos del presidente, sigue vivo. En Canal + Series Xtra lo saben y han programado para hoy un maratón de la segunda temporada de Borgen, la serie política danesa que con apenas tres temporadas se ha convertido en una de las ficciones internacionales más aplaudidas del mundo.

No os engañéis: no es House of Cards ni El Ala Oeste de la Casa Blanca, pero precisamente esa es parte de su encanto. Buena parte de su encanto. Aquí la presidenta no es una desalmada que ha subido al poder pisando todas las cabezas que haga falta pero tampoco es un adalid del bien, un santo varón con un Premio Nobel en economía que pone el bien de su pueblo por delante del suyo propio. No. Birgitte Nyborg es una política normal y corriente, en un mundo político parecido al español. De hecho, y parece que de eso tendremos que hacernos un máster en próximas fechas, buena parte de la primera temporada discurrió sobre cómo formar gobierno tras unas elecciones que dan como resultado un parlamento fragmentado. ¿Os suena?

Borgen pone de manifiesto, además, la alta calidad de las series europeas, a menudo ninguneadas o acalladas por el ruido que provoca todo lo que viene de Estados Unidos „mi profesor de Teoría de la Comunicación tendría mucho que decir al respecto„. Es el caso de Borgen, sí, pero también de 1992 (Italia), Les Revenants (Francia), El Ministerio del Tiempo (España), Catastrophe (Reino Unido), Bron/Broen (Suecia/Dinamarca), Dag (Noruega) o Äkta människor (Suecia), todas ellas más que dignas series poco valoradas en general. Ya va siendo hora de empezar a mirarnos el ombligo, porque no todo lo que viene de EEUU es oro y no todo lo que sale de aquí es plomo del malo.

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