Llega la Navidad con sus tradiciones. Mala época para quienes habituamos a departir en la sobremesa de algún acogedor restaurante. El asalto estos días de la muchedumbre estorba la quietud dialógica, habida cuenta de las insólitas licencias permitidas socialmente. Se multiplican almuerzos y cenas entre primos lejanos o cercanos cuyo vínculo fraternal caduca, a lo sumo, después del postre. Me siento víctima de esa algarabía desbocada, posible gracias a la condescendencia comunitaria. O te sumas al júbilo gastronómico o acabarás encasillado en la lista de ogros ilustres, estilo E. Cioran o Joan Fuster.

¡El populacho iza la bandera de la descortesía! Así que, visto el percal, mejor renunciar a tu restorán predilecto. El comensal navideño vocifera, juzga, decapita, narra y escupe improperios a diestro y siniestro, sin plantearse „¿para qué?„ si a la mesa contigua le interesa lo más mínimo tanta disquisición política, o los planes de Nochevieja, o la retahíla de virtudes genealógicas. ¡Derecho de admisión!, ¿para qué te quiero? «Espacio libre de contaminación acústica. Abstenerse niños y vocingleros». Solución hiperbólica, desde luego, pero que ordena el desaguisado típico entre molestos comensales, inoportunos, soeces, maleducados, tan propios de estas fiestas que democratizan el derecho a comer donde a uno le plazca. ¿Y dónde queda el derecho a disfrutar y conversar sosegadamente? ¡Ay, la insociable sociabilidad! Predomina esta falaz asociación de ideas: Navidad y glamur. Alguna gente debería plantearse reunirse en una taberna mugrienta, o la pizzería de la esquina, ¿por qué no en un McDonald's? Hay que reír y contagiar armonía, siempre que ejemplifiquemos la educación deseable. El corral, por ejemplo, ha sido el escenario usual de mi familia, más dada al cacareo que a la sabiduría. Por aquello de Vainica Doble: dos españoles, tres opiniones. Permítanme este consejo navideño: si lo suyo es el bullicio, recuerde que para otros lo nuestro es la quietud. ¡Chillones y alborotadores al corral! Con todo, disfrute de las cenas, su gente y felices fiestas.