La expresión old bag, bolso viejo, se usa „o se usaba„ en el inglés coloquial para designar a una mujer entrada en años y falta de atractivo. No me dirán que no es gráfica, incluso tremenda. Según apunta la escritora Alison Lurie, dicho calificativo «puede que, subliminalmente, sea el responsable de la tendencia femenina a desechar los bolsos en cuanto se estropea lo más mínimo». Es verdad, nada más apetecible que uno nuevo. Y si, además, tiene un aire rotundamente joven, perfecto para desterrar la imagen decadente que sugiere lo de old bag.
A mano tenemos ya los últimos en aparecer, bajo el nombre de Imachic, gracias a una emprendedora iniciativa de Ana García Zamora. Ella pertenece a una familia dedicada desde 1917 al comercio de pieles, que se abandonó mediada la década de los 50. Ahora, sesenta años después, Ana ha recuperado la tradición familiar con un golpe de inspiración e ingenio. Los bolsos Imachic reviven el trabajo manual de las mejores pieles de vacuno conformando diseños actualísimos
en piezas únicas que, por añadidura, se ofrecen como personalizables sobre catálogo. Se puede elegir color, insertar iniciales, añadir o variar pequeños accesorios, todo lo cual los hace poderosamente atractivos.
La presentación de Imachic, días atrás, en Lotelito, fue de lo más original, con los bolsos colgando del techo o de las paredes, en plan invasor. Y muy bien recibido por los invitados, entre los que había deportistas como Beatriz Viana, Jorge Ondo, Javi Soto y Raúl Arias. Gente de la moda: la fotógrafa Mara Cózar y las modelos Sara Ivars y Alba Martínez. El bolso Magüi, el MiniValencia, el Bowling, los inspirados en Venecia o en diferentes películas y series televisivas,... es difícil escoger. Por ahora están a la venta on line.
Y hoy es Nochebuena. Ojalá mis hipotéticos lectores la disfruten en paz. La mejor fiesta será la que cada cual viva a su manera, liberándose de imposiciones, reclamos y proposiciones. Olvídense por un día de comentarios poselectorales. Recuerden, en cambio „recordemos todos„ a los que huyen de las guerras y miseria, y a los que, cerca de nosotros, están lejos de poder celebrar nada. De corazón, ¡feliz Navidad!
