¿Estas elecciones han propiciado un cambio de escenario?; eso es cierto. De los resultados arrojados por las urnas, ¿se infiere un decorado distinto?; otra verdad como un templo. ¿Nos hallamos inmersos en una revolución social que augura un nuevo advenimiento?, ¿se ha producido el triunfo de la antipolítica?; ¡no hombre, no!, no sea ingenuo. La política a cuatro es exactamente igual que la política a dos pero algo mas complicada, al final política. ¿Tiene eso que deprimirle?; para nada, muy al contrario, la gran suerte es que esto se resuelve con política, negociando, pactando, cediendo, es decir la política de toda la vida. Y ¿entre quienes?; entre partidos políticos, como siempre ha sido y como debe ser en democracia. De manera que, ahora que nos hemos divertido un rato, mejor si dejamos a un lado las asambleas de facultad y las revoluciones pendientes, que eso es cosa de falangistas, y nos ponemos a trabajar. Es decir, ponemos a los políticos a hacer política que es de lo que se trataba todo esto.

Lo primero que necesitamos, tal como usted sospecha, es un Gobierno. Del modo en que se han repartido las cartas tras las elecciones, la única opción que yo veo es que lo conforme en minoría el Partido Popular. No acabo de entender porqué los socialistas consideran inaceptable abstenerse para que gobierne el más votado, cuando todos sabemos que habrían aceptado con toda naturalidad la abstención del PP de ser ellos la fuerza mayoritaria. De la gran coalición ni hablamos, claro, y de elecciones anticipadas pues qué quiere que le diga: tendría su gracia que la única aportación de la nueva política fuera transformar este país en ingobernable.

La otra posibilidad en la que están ustedes pensando no es factible. Una coalición entre PSOE, Podemos, ERC, IU más CDC o PNV equivaldría al principio del fin para los socialistas, que se verían abocados a aplicar la política de los podemitas, fracturarían el partido y todo para que al final el votante acabara decantándose por la versión original. Dudo mucho que el ala socialdemócrata y los barones territoriales consintieran esa frivolidad suicida. Tampoco veo a estos últimos explicando en Córdoba, Ciudad Real o Badajoz lo del referéndum por la independencia sin que se les tuerza el belfo.

De todos modos, el escollo insalvable es que, en realidad, Podemos no quiere, no contempla ni por asomo ese acuerdo. No mientras el PSOE sea el más votado de la izquierda porque eso les obligaría a aupar a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno y entonces, ¿para qué toda esta romería? Lo que me sorprende es que los socialistas no lo tengan meridianamente claro. Pablo Iglesias no tardó ni 24 horas en establecer como condición ineludible para alcanzar el acuerdo la única que sabía a ciencia cierta que lo convertía en imposible, no en improbable, en imposible: el dichoso referéndum de autodeterminación en Cataluña. No contento con ello, a renglón seguido abofeteó públicamente a todos los socialistas en la cara de ánchez, al afirmar que debería presidir el Gobierno que saliera del pacto un independiente de reconocido prestigio al que nadie habría votado.

¿Qué esperaban? Podemos no es más que una operación clásica de asalto al poder, vieja política de manual. No lo han conseguido en esta ocasión y por tanto tan solo les interesan unas elecciones anticipadas que les auguran una mejora de resultados a costa de los propios socialistas, que puedan invertir las condiciones de la coalición en su favor y así sentar a Iglesias en la Moncloa, que es de lo que se trata. ¿Que en el camino sufren los españoles? ¿A ellos qué mas les da?. Siempre ha habido que sacrificar a las masas en el camino purificador de la revolución. ¡Si están para eso!