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Urgencias clínicas

Mi mujer no pudo aguantar más la contractura de cervicales que le atravesaba media espalda con un hierro candente y nos presentamos en urgencias del Clínico (después de esquivar a un killer of de road que se saltaba los semáforos en rojo). Eran poco más de las tres de la madrugada y afuera se oían los gritos desgarrados de una chiquilla sentada en el suelo: «¡No puedo más!». Pedí dos veces un analgésico y maldije haber dejado en casa el último Valium que nos quedaba, pero la enfermera de admisiones „«triaje» (sic)„ insistía: «No le podemos dar nada hasta que le reconozca el doctor».

El doctor -que es el hombre medicina, una figura paterna (o materna)-, era un pipiolo: cuando lo ves, te das cuenta de lo mayor que te has hecho. Reconoció a mi mujer un par de horas después de llegar. Cuando salimos casi eran las siete: inyectar los calmantes, recoger el informe, explicar la posología?detrás de nosotros venía un mendigo lituano que se había lesionado el tobillo y que roncaba tendido en las sillas: se veía que era una autoridad financiera y que de gestionar bancos, sabía mucho. La médico le preguntaba: «¿Habla inglés?». «No ¿Habla usted ruso?», le respondía. Como la vida misma. Al salir entraban las señoras de la limpieza con los mochos, a recoger la paciencia astillada. Las instalaciones estaban reparadas y pintadas y el trato de los sanitarios era más que aceptable, pero ¿Quién diablos organiza todo esto?

Tratamos de comprar los medicamentos en una farmacia 24 horas y la manceba „tras atender a la segunda de las llamadas y exigir que le habláramos más alto con bastantes malos modos„ nos devolvió la receta porque «la impresión es mala y el código de barras le resulta ilegible al lector, que es el mejor del mercado», proclamó llena de orgullo ofimático: teníamos que volver al principio. Nos mandamos a la mierda con mucha reciprocidad. Por cierto: ¿Es legal y, si lo es, es constitucional, que se anote el nombre del usuario-a de Valium junto a su receta? El acto medico ¿no era confidencial? Todo son preguntas, que diría Millás.

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