Son más del 71 % de la superficie terrestre y resultan básicos en el equilibrio del planeta y en la supervivencia de su inquilino principal: la especie humana. Sin embargo no siempre se le presta la debida atención. Ahora sabemos, por ejemplo, que parte del calor perdido, el provocado por el calentamiento global y que parecía estar desaparecido para regocijo de los negacionistas y de quienes se resisten a adoptar medidas de choque contra las emisiones de gases de efecto invernadero, se encuentra almacenado en las capas profundas del océano, donde está provocando cambios sustanciales. Así lo subraya la ONG Oceana, que ha identificado 10 acciones claves para proteger los mares, algunas muy relacionadas con el cambio climático.
Recuerdan que los océanos están calentándose y acidificándose debido al cambio climático. «Esto obliga a las especies a emigrar e invadir otros ecosistemas, y acaba con corales y con animales con concha. El impacto sobre las localidades costeras es impredecible, pero catastrófico en todos los casos»...
Además, el mar sigue suministrando alimento a millones de personas en el mundo. Por eso Oceana invita a los países a no capturar más de lo que el mar puede reponer y pensar a largo plazo, gestionando la pesca de forma sostenible y de acuerdo con la ciencia.
Los mares son también fuente de energías renovables basadas en las mareas, las olas o el viento y quizá en el futuro, si se confirma la apertura de una nueva era del hidrógeno como sustituto del petróleo, el agua del mar constituirá un recurso esencial, la fuente principal de energía junto al sol.
Estas y otras razones deberían hacernos reflexionar. «Los océanos no son una anécdota», concluye Oceana. «Deben estar en el centro de la política e incluso de nuestros pensamientos».
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