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Del Evangelio y el Corán

¿Dónde está el límite del término nepotismo en las contrataciones de personal de confianza para una administración pública? ¿Hay que anteponer la inexistencia de lazos genéticos o sentimentales a la capacidad de gestión? Oltra marca las líneas rojas.

Es lícito que un partido político en el gobierno contrate a una persona de confianza „sea o no familiar de alguien que está en ese mismo ejecutivo„ para hacerse cargo de la gestión o la asesoría de determinada área pública? ¿Hasta dónde se puede considerar nepotismo? ¿Se debe anteponer la inexistencia de lazos genéticos a la capacidad de gestión?

La respuesta, evidentemente, tiene muchas aristas. Sobre todo si alguien, antes, se ha encargado de buscarle algunas más marcando a fuego unas líneas rojas de lo que «es ético y estético».

«La mujer del César además de serlo ha de parecerlo», recordaba recientemente Mónica Oltra, refiriéndose a Alberto Hernández, marido de la titular de Sanidad, Carmen Montón, que solo duró un par de días al frente de Egevasa tras verse forzado a dimitir.

Y si encima, en 2011, una formación política, Compromís, creó una web „«desenxufals»„ para delaciones de estas prácticas, ahora, cualquier justificación, independientemente de estar cargada o no de razón, suena a excusa. Es inevitable. Uno siempre es rehén de sus palabras, independientemente de las circunstancias.

¿Alguien se imagina que la mujer de Manuel Llombart hubiera sido nombrada por Alfonso Rus para dirigir Egevasa? ¿O que la pareja de Rita Barberá fuera designada por María José Català como asesora de Educación? No es mal ejercicio cambiar los protagonistas para tener otra perspectiva. Yo lo hago y funciona.

Ya lo dice el libro de Tobías, en el Antiguo Testamento, «lo que no desees para tí, no lo hagas para los demás», una cita que viene ahora al pelo tras ponerse de moda leer pasajes del Evangelio en la „por cierto, tan cuestionada antes de tiempo„ cabalgata de Reyes del tripartito.

Hasta el Corán lo avisa: «Ay de los que escatiman, esos que, cuando se miden con la gente, dan la medida completa, mas cuando miden o pesan para ellos, la soslayan»

¿Y ahora qué?

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