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El ultraje de Manuela Carmena

Jamás te lo perdonaré, Manuela Carmena. Jamás». Cualquiera diría que quien así se expresa ha sido despedido de su trabajo por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, o fue humillado públicamente por ella. O que ambas familias tienen una disputa prolongada durante generaciones, en el que se combinan elementos materiales con la defensa del honor, al modo siciliano. Pero no: una frase tan tajante y categórica hace referencia al «terrible insulto» de los ropajes de los Reyes Magos en la cabalgata organizada por el Ayuntamiento de Madrid, a la que asistió Cayetana Álvarez de Toledo, exdiputada del PP y directiva de FAES (fundación del mismo partido, dirigida por José María Aznar).

Álvarez de Toledo se indignó como consecuencia de la reacción de su hija al traje del rey Gaspar. La pobre niña vio el traje de Gaspar, una tela rosa chillona, y por lo visto no pudo aguantar por más tiempo semejante impostura. Hete aquí el tuit de Cayetana Álvarez de Toledo, que a estas alturas ya va por los 12.000 retuits: «Mi hija de 6 años: ´Mamá, el traje de Gaspar no es de verdad´. No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás.»

Es perfectamente legítimo que Cayetana Álvarez de Toledo critique este asunto de la cabalgata, y que mucha gente se indigne por las vestimentas de los Reyes Magos. Las tradiciones, en su misma esencia, nos remiten al pasado y a una inercia que demanda previsibilidad. Que las cosas sean como solían ser. No pasa nada por intentar actualizarlas, pero es normal que, al hacerlo, se generen resistencias por parte, justamente, de aquellos más tradicionales entre quienes defienden la tradición.

Aunque llama bastante la atención que muchos se rasguen las vestiduras por unos trajes estridentes y «poco apropiados», pero no, por ejemplo, por la presencia en las cabalgatas de personajes como Bob Esponja o Darth Vader, que obviamente no figuran en la Biblia. Más dudas genera que este asunto sea tan importante como se presenta, y más dudas aún que los niños (excepción hecha, quizás, de la hija de Cayetana Álvarez de Toledo) acaben traumatizados al constatar que los Reyes Magos no se visten con arreglo al protocolo que consigna la derecha española. Mi percepción personal es que a los niños, mientras los Reyes Magos arrojen caramelos y traigan regalos, y mientras haya show, el asunto les parecerá bien.

También se ha organizado un follón al respecto de la cabalgata organizada por la Sociedad Coral el Micalet y el Ayuntamiento de Valencia el pasado domingo, que recupera una iniciativa lanzada por la Segunda República en plena Guerra Civil. A algunos les ha molestado que se organice una cabalgata laica, además de la del cinco de enero. Y más aún si está vinculada con la Segunda República. Como siempre con todo lo que tiene que ver con este asunto, 75 años después, aparece el consabido argumento de que «hay cosas que mejor no tocar». No vaya a ser que el Ejército se vea obligado a levantarse en armas otra vez para defender a España de las terribles reinas magas, supongo. Y, por supuesto, también han aflorado los consabidos comentarios machistas para descalificar a las reinas magas. Por ser mujeres, por su aspecto, o por ambas cosas. El más repugnante en la materia, como casi siempre, Alfonso Rojo, colaborador habitual de la televisión pública española (y, en tiempos campsistas, también de la valenciana).

Subyace la duda de si estos «terribles escándalos» se organizan porque, en efecto, son terribles escándalos, o porque la dinámica de oposición que nos espera en los próximos años va a consistir en organizar un continuo follón, una algarabía en la que parezca que, cuando no gobiernan los que gobernaban hasta ahora, las cosas se despendolan y todo es un caos€ ¡aunque el caos lo organicen los que no gobiernan!

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