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Falta de liderazgo

Varados en el aeropuerto de Hondarribia en la noche del domingo, los rostros de los jugadores del Valencia compartían un sentimiento: frustración. Sabían que horas antes le habían fallado al entrenador. Gary Neville les había devuelto la sonrisa con los gestos y las ideas. Les había ordenado jugar al ataque. Los había blindado al negarse a fichar a nadie en el mercado de invierno. Los había acunado al afirmar que disponía de tantísimo talento en ese vestuario. Les había permitido, incluso, librar dos días antes de un partido. Y había sacado a un par de ellos, De Paul y Negredo, del ostracismo. Sin embargo, misteriosamente, llegó la segunda parte de Anoeta y el Valencia se derritió.

En la confección de una plantilla, además de la calidad de los futbolistas, individual y colectiva, se deben tener en cuenta otras características de los jugadores. La capacidad de liderazgo, por ejemplo. En el Valencia de los últimos grandes títulos, hubo un puñado de futbolistas dotados para tirar de sus compañeros en momentos de dificultades. Personalidades muy fuertes como Cañizares, Ayala y Pellegrino que congeniaron porque entendían la profesión de la misma manera, o que chocaron porque la entendían de manera diferente (con Djukic). Pero todos se la tomaron muy en serio y ayudaron muchísimo a que el entrenador, Rafa Benítez, pisara la rampa de lanzamiento hacia una fulgurante carrera internacional.

Nada de eso sucede en la actual plantilla, entre otras cosas porque quienes la diseñaron, Nuno y Mendes, tendrían otras prioridades: cómo ganar más dinero en las transacciones.

Al final de la primera vuelta, el fútbol te coloca donde te mereces. El Valencia, undécimo, con apenas 23 puntos, siete menos que el humildísimo Eibar. El domingo pasado en Hondarribia, no había nadie del club para rendir cuentas. La máxima autoridad, Kim Koh, es un señor simpático conocido en los mejores restaurantes de Valencia. Nuno disfruta de un despido millonario. Mendes se disponía a acompañar a Suiza a su caballo preferido (Cristiano). Y a Lim, en Singapur, le llegó la noticia de la derrota del Valencia, un apunte más en sus múltiples negocios.

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