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Martí

Muy poco magnánimo

Ahora entiendo la cara de disgusto del diputado de Cultura Xavier Rius cuando evitó responder quién y como se había seleccionado al director de la Institució Alfons el Magnànim (IAM). El recién catálogo de buenas prácticas se ha quebrantado a la primera. Esa área de la Diputación „en manos de Compromís„ inventó una convocatoria pública para contratar a Vicent Flor, cuando podía hacerlo directamente, con su correspondiente riesgo pero previo acomodo de las bases al perfil de Flor, el que más pierde en el envite. Resulta que se presentaron una veintena de candidatos, y dos, que sepa, Eduard Mira y Toni Mollà, con extraordinario currículum. Para entendernos, es como si el Balón de Oro se lo hubieran dado a Paco Alcácer, por delante de Messi y Cristiano, cosa que me hubiera alegrado de lo más, aunque una cosa es la afición y otra la transparencia pública del buen gobierno, o eso nos habían dicho.

La falta de rigor intelectual en la selección es tan mayúsculo que supongo que Mira y Mollà „que no tienen que demostrar nada a estas alturas del partido„, han renunciado al derecho de impugnación para dejar en evidencia cómo una institución, otrora tan prestigiosa, entra en barrena. Solo hace falta pasear por internet para comparar las publicaciones y su paso por las mejores universidades de Europa y Estados Unidos de unos, y la trayectoria del adjudicatario. El agravio de Rius, al que no se le conoce ninguna aportación artística ni gestión cultural anterior, ha pillado desprevenido al sector cultural mayoritario en Compromís. «Es que eran muy mayores», es la gran justificación de uno de los que ha desacreditado a la IAM.

Mònica Oltra avaló la jugada con su asistencia a la presentación de Flor. Hay que esperar que sea coherente, como la mujer del César, porque está en juego la ética y la estética.

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