Cuentan las crónicas que el papa Francisco visitó durante su último viaje por África una aldea muy pequeña en la que los cuatro únicos habitantes varones salieron a recibirle y a agasajarlo con un baile ritual. Francisco, para responder a tal honor los puso en fila y les preguntó si querían ser hombres blancos . Los tres primeros contestaron afirmativamente. Mientras le llegaba el turno, el cuarto y último peticionario, a cada nueva respuesta de sus paisanos, soltaba una sonora carcajada. Llegado el papa a la altura del último peticionario le preguntó el porqué de tales carcajadas y el hombre negro le contestó: Francisco, yo quiero ser el único hombre blanco de la tribu. Y el papa le concedió el deseo de ser blanco tal como anteriormente había concedido a sus predecesores.

Traslademos esta curiosidad al terreno del referéndum de autodeterminación de Cataluña cuya base de discusión es si sólo deciden por referéndum los ciudadanos catalanes o los ciudadanos de todo el Estado. Al final es vislumbrar qué grupo tiene la última palabra aún siendo todos ciudadanos del Estado español. El artículo 92 de nuestra Constitución, al hablar de referéndum, en su punto primero establece que «las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos».

Imaginemos que Francisco recibe en audiencia papal a Mariano Rajoy y a Artur Mas para concederles un deseo y ambos deciden que quieren convocar un referéndum acorde con la legislación vigente en la materia. ¿Quién de los dos acabaría riéndose? Entre diversas respuestas posibles, yo propongo la siguiente:

„Mas: Yo quiero celebrar un referéndum de autodeterminación en el que decidan sólo los catalanes.

„Rajoy: Yo quiero celebrar un referéndum en el que todos los ciudadanos decidan si se va a celebrar o no un referéndum de autodeterminación en el que decidan sólo los catalanes.

Para que los dos referendos sean legales, Rajoy tiene que ser «el último hombre negro», quien tiene la última palabra y quien también decide, si el resultado le es favorable, el que los catalanes posteriormente puedan decidir. Seamos generosos todos los ciudadanos y démosles en referéndum la opción de que, en todo caso, puedan celebrar su consulta con todas las garantías legales. Gana la democracia, que de eso es de lo que se trata y no de autodeterminación. Eso, si viene, vendrá después.