Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Doscientos días después

Tras las elecciones autonómicas y municipales, un intelectual valenciano, profesional desde hace casi medio siglo, me dijo «yo no voy a criticar nada, voy a dejar pasar cien días». Hay quien se toma muy en serio lo del plazo de cortesía a los poderes públicos. Otro dijo, cuando comenzaron los primeros patinazos, «hay que darles tiempo, son novatos». Uno no lo cree así, hay personas como Ximo Puig, Joan Ribó, Joan Calabuig, o Mónica Oltra que no son novatos en nada, como diputados, concejales o cargos€así que las decisiones que han hecho o adoptado han sido con conocimiento de causa.

El plazo ha sido rebasado, y como en principio me señaló el director «aquí no estamos para aplaudir». Bien cierto la información ha sido puntual, y no ha dado respiro, lo que me parece justo. Porque el lector no se engaña y necesita estar al día. Por los canales que cada uno prefiera. En el caso valenciano los periodistas llevan la delantera y ese es su papel. Los presuntos intelectuales van a la zaga o siguen dando una prórroga de cortesía y en vez de cien días llevan ya doscientos días callados, salvo honrosas excepciones, y coincido con estos en la necesidad de estar alerta.

Primero fue la negociación del tripartito a la valenciana, luego la campaña electoral, bastante cruenta, la caída de dos o tres partidos en la liza, y ahora el compás de espera de las negociaciones en el Congreso de los diputados o en el Senado. Lo que ocurra en éste es menos significativo, aunque han hecho mucho ruido con el préstamo del PSOE a ERC y a Convergència Democràtica. Donde tiene la mayoría absoluta el PP poco se puede hacer aunque sí opinar o proponer, que hace falta, tal vez también negociar.

En el Congreso ayer era el último día para formar los grupos y como se ha visto en el tema de IU lo primordial no era la afinidad ideológica, tenue con ERC y casi nula con Bildu, sino la perentoria necesidad de cobrar las subvenciones por voto en las elecciones generales. Supongo que Mónica Oltra, que se puso durante toda la jornada del lunes pasado muy conciliadora tras fallarle la posibilidad de arreglarse con Garzón (han apuntado que el que se cerró en banda a esa operación fue Pablo Iglesias) podría perder este importante monto de capital que cubriría el gasto que sin duda significó la campaña pasada y que puede ser clave si hay elecciones adelantadas y hay que volver a invertir para actos, publicidad, viajes, locales, ´mailing´€Es importante de una parte, poder demostrar que el eslogan ´la teua veu a Madrid´ era algo serio y no solamente ruido, y de otra asegurarse unas cuentas saneadas imprescindibles para la resaca que viene. El matrimonio de conveniencia en las Cortes es cosa muy vista y nadie se escandaliza, ya ven, nadie ha criticado a Garzón por su veleidad. Ni siquiera Rafael Hernando, que lanza fuego contra Pedro Sánchez mientras negocia de rodillas pidiendo su abstención en la segunda votación de investidura y como si lloviera.

¿Cómo estar callados ante todo esto? ¿Y cómo los entusiastas nacionalistas que corean la soberanía no han firmado un sólo artículo a favor de Carles Puigdemont para reforzar el independentismo que tanto les excita y del que tanto esperan? Están pendientes de ganar doblemente y esperan recompensa al Norte y al Sur. No quieren romper lazos con el tripartito local o autonómico. De ahí los 200 días de penitencia interesada. Y estaban muy acostumbrados a avanzar por la banda, con continuas peticiones de subvenciones, aquí y allá, cuando no negociando premios institucionales con gerifaltes populares y de CiU y sus comisarios políticos. Quedan así retratados.

Compartir el artículo

stats