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Vicente

De narcos y corridos

Dicen que al «Chapo» Guzmán le han podido la vanidad y quién sabe si el amor. Tras su fuga de la cárcel, el mayor narcotraficante del mundo ha sido capturado después de reunirse con el actor Sean Penn y con la actriz Kate del Castillo para abordar la posibilidad de hacer una película sobre su vida, un encuentro que, por lo visto, fue vital para la captura. Este caso no ha hecho más que empezar. De hecho, la Fiscalía mexicana ha citado a la protagonista de «La Reina del Sur» donde, cosas de la vida, ella interpretaba a una traficante de droga y alcohol, para que declare sobre su relación con el líder del cártel de Sinaloa. La actriz, que entabló conversaciones con el narcotraficante y arregló una entrevista con Sean Penn, declarará como testigo desde Los Ángeles donde reside. Las autoridades mexicanas investigan si la actriz tuvo una relación de negocios con El Chapo para el lanzamiento de su tequila Honor del Castillo y si el capo aportó dinero para una película. El caso es que su deseo de ver a la mexicana pudo influir en su detención. Hay quienes dicen que eran mantes, o que él estaba obsesionado con ella lo que le habría hecho bajar la guardia y recibir a Kate y a Sean en su escondite de las montañas. Guzmán permanece en la cárcel, vigilado por cámaras sin puntos ciegos, por agentes las 24 horas y por perros que detectan su olor. Joaquín Archivaldo Guzmán Loera se fugó por primera vez de un penal de máxima seguridad en 2001 metiéndose en un carrito de la lavandería, y el pasado verano volvió a fugarse por un túnel de 1,5 kilómetros desde su celda. El que anda en un sinvivir es Penn, quien niega que la reunión haya tenido algo que ver con la captura pero admite que al hacerse pública, su vida puede correr peligro. Al fin y al cabo, al Chapo se le atribuyen entre 2.000 y 3.000 asesinatos. Puede que a Peen se le hayan quitado las ganas de participar en una película sobre la vida del narco, pero hay que reconocer que da mucho de sí. Mujeres, droga, lujo, actores, asesinatos, fugas, espionaje, corridos y mariachis y hasta una operación de aumento de pene, según cuentan las malas lenguas. Una buena historia para el cine si no fuera porque, en la vida real, con tipos como éste, no se juega.

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