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Sant Vicent de fora

El patrón de la ciudad de Valencia también se le conoce históricamente con el apelativo «de fora», Sant Vicent de fora. Como tal, se le tenía dedicada otra calle, aparte de la de san Vicente mártir, e iba desde la puerta de san Vicente Ferrer en la muralla sur hasta el Monasterio de La Roqueta.

Coincide que en Lisboa hay una iglesia advocada a Sant Vicent de fora, de espléndida factura arquitectónica, tradicionalmente lugar de entierro de los reyes de Portugal. Este templo fue erigido fuera de las murallas de la capital con ocasión de la llegada de los restos del mártir a la capital portuguesa, según la tradición de ellos. Hoy unos cuantos huesos son guardados en un cofrecito en el Museo de la Catedral lisboeta, asegurándose que son del joven diácono mártir.

La puerta de la muralla en este enclave se llamaba portal de sant Vicent por estar frente a ella La Roqueta. Sobre ella había sendas hornacinas con imágenes de los dos Vicentes, el mártir y el Ferrer. La razón de la presencia del segundo Vicente fue debido a que atemorizada la ciudad por una fuerte epidemia de peste, que se cernió en 1600 sobre Xàtiva y amenazaba con llegar a Valencia, «en esta triste situación se apareció el Iriz de paz, quando se dexo ver milagrosamente nuestro tutelar, y Paysano san Vicente Ferrer sobre dicha Puerta, mirando hacia la parte de Xativa, con una espada en la mano levantada, con ademan de defender a Valencia, de la plaga , que por aquella parte le amenazaba», relata Marcos Antonio de Orellana.

«Con efecto no entró en esta ciudad la Peste. De resulta de tan propicia acción y agradecida la Ciudad a la protección de nuestro Santo Paysano, resolvió poner allí una estatuta de San Vicente Ferrer, y como Patrono del Reyno, y que avia preservado a la ciudad de la plaga que por aquella parte de Xativa la amenazaba, se colocó a la parte de afuera, en un nicho, o casalicio, sobre la misma Puerta, y con el mismo ademan, y positura, que fue visto, de la espada levantada», sigue diciendo Orellana, acuerdo que fue adoptado por el Consell de la Ciutat en 1677.

Como en dicho portal no figuraba la imagen de san Vicente Mártir, se acordó, ejecutándose la orden en 1681, que fuera construida y colocada la escultura de este santo, mirando hacia dentro de la ciudad, todo lo cual quedó reflejado en los Manuals de Consells de la Ciutat.

Antes, en 1596, los Jurados de la Ciudad habían acordado que al mártir se le rindiera igual solemnidad, «con no menores demostraciones», es decir, con procesión incluida, tal y como se festejaba a san Vicente Ferrer, quien ya se había comido en popularidad a al Vicente mártir.

En 1755 fueron reducidas el número de fiestas y procesiones en Valencia, había prácticamente una cada tres o cuatro días, limitándose la de Vicente mártir al hoy término municipal de Valencia, de creus a dins, de donde viene que sea tan reducida la fiesta, una Misa y una cortísima procesión por los lugares martiriales en la inmediaciones de la Catedral.

Nos da Orellana otro dato, que cuestionaría en parte ser la primera en antigüedad la Cabalgata de Reyes de Alcoy, pues desde muy antiguo se decía que en la noche del 5 de enero entraban por la puerta de san Vicente «los Reyes, y trahian tortas, roscas (casques) y otros dulces», formando una mascarada. De hecho, en 1711, Joseph Vizente Orti en su calidad de cronista dice que en la noche de Reyes se hizo una cabalgata de este tipo «augmentando lo bullicioso algunos que dispusieron una masquarada de á caballo de la entrada de los Tres Reyes, que pasearon la ciudad, conque se pasó la noche con muy numeroso concurso y ostentación».

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