Cuando sobrepasan los seis meses de andadura del nuevo Gobierno de la Generalitat Valenciana, cuando ya se han iniciado los primeros pasos de la Conselleria de Transparència, Responsabilitat Social, Participació i Cooperació, y, cuando ya se dispone de datos, hechos, y determinadas realidades, a la mayoría de las Federaciones de Vecino/as y a la propia Confederación de Asociaciones Vecinales de la Comunitat Valenciana, Cavecova, nos surgen las primeras incógnitas e incongruencias que se presentan cuando se habla de participación ciudadana.

Los pasados días 19, 20 y 23 de noviembre, la citada Conselleria convocó unas Jornadas bajo el título Parlem de Participació en Alicante, Castellón y Valencia, a la que asistieron ´invitadas´ organizaciones ciudadanas y vecinales, Ongs, concejalías de diversa índole y técnicos, seguramente, de corporaciones municipales. Dentro de las organizaciones ciudadanas, un número indeterminado de asociaciones de tipo asistencial o de interés cultural y/o deportivo. Las jornadas en sí, fueron positivas, dado el intolerable tiempo que han estado adormecidas este tipo de eventos, sin embargo, la heterogeneidad de las asociaciones, su desubicación era tan clara y distorsionante como pertinaz la decisión de permitir su continuidad en este ámbito y nos facilitarles la ubicación precisa y canales de participación en sus correspondientes Consellerias. Ya nos explicarán el por qué.

El debate, las ideas, los argumentos fueron sustituidos, a mi juicio, sin acierto, por innovadoras aplicaciones no explicadas con el rigor necesario, como el sistema DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), la Ventana de Johari o preguntas cerradas tipo escala de Likert. Y ahí nos veíamos contestando preguntas vía WhatsApp o contándole nuestras debilidades a un/a asistente que ni sabíamos su problema ni podría resolver el nuestro. Y no voy a decir más, porque me enfadaría.

A todo esto para concluir lo que ya sabíamos de antemano, es decir, que se le demanda a la administración (local y autonómica) mejor nivel de conocimiento de la realidad asociativa y reconocimiento a la labor que se realiza, además de constatar que la principal amenaza en este aspecto es el intervencionismo político en perjuicio de la independencia asociativa, la precariedad financiera y el clientelismo. Y Los sabemos porque llevamos más de cuatro décadas reclamando participación ciudadana ante la desconfianza en lo/as gobernantes y desde lo/as gobernantes. Claro que no pudimos decir nada, porque éramos un mensaje anónimo más dentro del Grupo de WhatsApp, ni podíamos acreditar nuestra representatividad a nivel autonómico teniendo más de cien mil socio/as en nuestro haber.

Curiosas las declaraciones posteriores del Conseller, Manuel Alcaraz, al que estimo por muchas razones. No solo exhorta a las asociaciones vecinales en federarse para ser más fuertes sino que además dice tener dificultades para encontrar interlocutores válidos en su apasionante camino para estimular la participación ciudadana. Claro, si vas a tratar a una federación como una entidad más, o a Cave-Cova no la reconoces como una entidad autonómica, sino como una más en el ´totum revolutum´ pues así nos va. Mientras tanto, paradójicamente, el movimiento vecinal valenciano, el que hace País, el que teje redes asociativas, el que asesora en urbanismo y legislación a sus asociaciones, con vuestro esfuerzo se va ahogando financieramente.