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El país de las coyunturas caducas

La operación «Taula» obliga al PP a refundarse, permite al tripartito seguir haciendo oposición e impide a Rajoy continuar en La Moncloa

Mònica Oltra -a quien Corcuera, Leguina, Susana, Page o Felipe no vetarían si se ofreciera como vicepresidenta como a Pablo Iglesias- vuelve a las pantallas para seguir haciendo oposición desde el gobierno a costa del PPCV. El partido de la gaviota, permanentemente instalado en el escándalo, queda ahora abandonado a su suerte por sus votantes, víctima de errores propios, actitudes reprochables y de su propia falta de empatía. Además de huérfano de palancas mediáticas. Que Isabel Bonig se llame a andana es insuficiente y la disolución del PP municipal, una pose. Si hubiera visto «El club de la lucha» sabría que «el desastre es una parte de la evolución hacia la tragedia y la disolución». Creo que es Edward Norton quien lo dice. Seguramente la única salida honrosa para el partido es la refundación para poder aglutinar -con otras siglas si es preciso- al centroderecha valenciano, liberal, autonomista y moderno.

Recursos humanos. El PPCV se ha descalabrado producto de la mala administración de los recursos humanos. Su censo de víctimas es interminable, muchas de ellas de su mismo costillar. No es periodismo de investigación lo que ha llevado al colapso al partido, sino el fraude al electorado, la mala praxis, la delación y el agravio personal. La venganza de los propios, como el «yonqui del dinero» Benavent. Y otros a quien, simplemente, dejaron tirados. Funcionarios, asesores, farmacéuticos, periodistas? Todo ello cimentado sobre una metamorfosis: el PPCV pasó de ser el partido «que más se parecía a los valencianos» a una hidra con demasiados enemigos y pasada de soberbia.

Mal trato. La respuesta a tanto desatino no tardó en llegar. Las mecánicas psicológicas humanas en las democracias modernas no son las que recoge «Humillados y ofendidos» de Dostoievsky. No hay resignación en las actitudes individuales de hoy. El 15M, la reapertura de la causa del metro producto de la irredención de las víctimas, -más allá de utilizaciones políticas- o la explosión de la olla de la corrupción son pruebas de que la gente, al final, es capaz de imponer los valores de la dignidad por encima del subyugante control de los poderes políticos o el abandono de las instituciones. La gente, cuando no puede más, se rebela. Hoy hay muchos ofendidos pero cada vez menos humillados.

Taula. La operación policial que ha desarbolado definitivamente el «ancien regime» del PPCV bien pudo bautizarse como Operación Newman, pues el mismo día del despliegue de la UCO nació el actorazo hace 91 años. «Taula» es el nombre elegido para la ocasión lo que demuestra que la normalización ha llegado hasta el ámbito policial. Bienvenida. «Taula» es la aportación definitiva de la política valenciana al cambio político en España. Resulta curioso como caducan las coyunturas. Justo cuando todos enfocaban a Soraya Sáenz de Santamaría por si se sustanciaba su delfinato surgió el caso Acuamed. Justo cuando la perspectiva de un vicepresidente con coleta, un ministro barbilampiño y una ministra con barretina plurinacional ponía los pelos como escarpias a buena parte de la población -incluidos muchos votantes socialistas- y salía el sol para Rajoy, explota Valencia.

De la Oliva. En la gestión de este proceso se demuestra la independencia de Interior -tantas veces puesta en duda- y la figura de la titular del TSJCV Pilar de la Oliva, elegida como magistrada conservadora en su momento y reelegida paradójicamente hace unos días por el tercio progresista de la judicatura. La única mujer presidenta en España de un TSJ ha hecho gala de gran equilibrio y carácter. Otra cosa son las aparentes disfunciones entre la policía y el juez. Nada ajenos a la teatralidad, la UCO y el fiscal por una parte y el magistrado del caso por otra no ocultan la disputa: a las detenciones siguió, contra el criterio de la acusación y del instituto armado, la puesta en libertad de los detenidos.

Disolución. La disolución del PP capitalino y el tsunami políltico derivado -y siempre respetando la sagrada presunción de inocencia - horada la línea de flotación argumental del PP sobre su pretendida condición como único partido que garantiza la ley y el orden. Es muy difícil dimensionar el daño real sobre las expectativas futuras del partido. La «teoría del azúcar» había permitido hasta ahora al PP encadenar éxitos electorales. Fue el partido más votado en la CV en las últimas elecciones generales -aumentando sus dígitos respecto a la última cita electoral- y también en el resto de España. La «teoría del azúcar» consiste en que si a un café le echas 10 terrones, está imbebible. Y que si le echas 10 más, está igual de insoportable. No puede estar peor. No sabemos cuántas nuevas dosis de desafección ha provocado este nuevo caso. De momento parece que impedirá la permanencia del PP en la Moncloa.

VALENCIA ES MÁS QUE ESO

Valencia o la CV es muchas más cosas. Es la financiación ilegal del PP, sí. Es también una concejal alicantina de Podemos Marisol Moreno que se ha montado un «crowfounding» para pagarse la multa que un juez le ha impuesto por llamar asesino, borracho y no sé qué más al Rey. Utilizar un sistema habitual en la financiación de proyectos solidarios o ligados al compromiso social para un fin define el perfil de la protagonista. La concejala tendrá más fácil reunir el peculio, presumimos, que quienes persiguen fines más loables. Así somos. Me quedo con lo siguiente, un hecho mucho más defendible: Valencia es también la figura de Juan Roig. La Fundación Hortensia Herrero ha recuperado la iglesia de Sant Nicolau en Valencia para los valencianos, obra que se inaugura el jueves próximo. Quienes han visto el resultado de los trabajos aún no han conseguido cerrar la boca del asombro.

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