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Efectos de Chernóbil

Ya terminé Voces de Chernóbil, de la premio Nobel Svetlana Alexievich (hay edición de bolsillo, muy barata), un libro reportaje sobre el amor y la muerte, no se puede escribir de otra cosa, más allá de una tercería dedicada a cazar moscas. O a preparar lo que en la redacción de un periódico se llama «resúmenes de agencia» que, en este libro, empiezan con las víctimas del estallido y terminan con los viajes turísticos a las zonas excluidas, hay gente para todo. Pero no se parece en nada a Los ejércitos de la noche del ególatra Mailer. Ni a A sangre fría: aquí hay polifonía, música coral, voces y sentimientos de gente común, a veces se olvida que soviet es una palabra presoviética y que los rusos „el ruso de aldea, que es casi todos los rusos„ fue siempre comunitario mucho antes de que se le ocurriera ser comunista.

Este año se cumplen los treinta de Chernóbil, pero si alguien cree que es dato muy remoto que piense en Fukushima, que es de anteayer. En este libro hablan todos, a menudo con el corazón: hay charcos verdes y amarillos, poblaciones desplazadas, aldeas fantasmales donde abandonaron a un gatito que ya devoró las flores de todas las macetas, ritos funerarios en los que los muertos son tratados como vivos y al revés, un sentimiento del paisaje que sólo se puede calificar de panteísta y siempre el bosque: el bosque donde cada árbol es saludado como un vecino, el bosque que recupera lo que fue suyo y pone jabalíes, alces y lobos a patrullar los asentamientos desertados.

Estremecedor, sí. Para llorar como una Magdalena. Aquí se entierra todo: el comunismo, la gente, los pueblos, las casas y hasta la misma tierra y, aún así fosforece, se ilumina, arde. Literatura de alto voltaje: «El hombre ya no vive en la Tierra como si fuera su casa, es sólo un huésped». Un huésped desahuciado por la ciencia, por el progreso, por el socialismo. Los héroes de una Atlántida que ya no existe. Sólo sumergido en un libro así, lleno de furor y horror, se puede volver a emerger mucho más limpio. Efectos paradójicos de la radiactividad. Y de la inmersión.

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