Cameron gana, Europa pierde. La Comunitat Valenciana y el proceso político español, dentro de la Unión Europea, se construyen a golpe de crisis. Fue el vaticinio de Jean Monnet, padre de la unificación europea construida para consolidar la paz en el mundo. Estamos asistiendo al órdago británico „el llamado brexit„ que es la escenificación del premier británico al establecer las condiciones para que el líder conservador haga campaña a favor de que el Reino Unido permanezca en la UE. Lo más parecido a un chantaje. Gran Bretaña ha de celebrar un referéndum „palabra maldita„ antes de que finalice 2017, para que los británicos decidan si desean formar parte de la Unión Europea.

Los sondeos dan un empate entre la permanencia o la separación del club europeo. Mientras tanto, el gobierno tory de Cameron ya ha arrancado, del comisario Donald Tusk, cuatro concesiones que satisfacen las demandas británicas frente a la UE. Europa se encuentra en una situación crítica. Existe el recelo de que Gran Bretaña juega de farol, como lo ha hecho en otras ocasiones. Ahora más „presionada por el lobby estadounidense y la City de Londres que no concibe dejar de ser el corazón financiero de Europa„ porque la amenaza secesionista escocesa podría precipitarse, cuando los británicos quisieran salir de la UE. Si Escocia se decantara por permanecer en la Unión Europea y hace de esta posición una cuestión primordial, acabaría con el Reino Unido abanderado con la Union Jack.

Al contrario de lo que ocurriría en el proceso político español con el proyecto independentista catalán „ahora eclipsado por el avispero español„ si diera lugar a la salida de Cataluña de la UE, mientras el resto del Estado permanece en el conjunto comunitario. España sin Cataluña dejaría de ser España. En clave hispana tenemos el dilema de formar gobierno a partir de los resultados de las elecciones del 20D o repetir los comicios en junio próximo. Opción que está propiciando el PP de Mariano Rajoy ante la imposibilidad de aunar apoyos para gobernar. Si no juegan con ventaja, rompen la baraja. Son malos perdedores, cobardes e incapaces de asimilar que ha sonado la hora del cambio político. La insolencia y el apogeo de la corrupción generalizada, les incapacitan para encontrar compañeros de viaje para constituir gobierno.

La prepotencia y la proliferación de casos de corrupción enrarecen el panorama político valenciano por el flanco conservador del Partido Popular, donde la marea ha llegado a los afiliados y a sus dirigentes encausados en múltiples sumarios. Todavía aflorarán más implicaciones corruptas que invalidan cualquier acción política o alianza que intente instrumentalizar el PP. La sociedad valenciana tiene el problema de que, por las malas prácticas de los dirigentes populares, se ha quedado sin capacidad de respuesta por el ala conservadora, por más esfuerzos que haga el triunvirato formado por Isabel Bonig, María José Catalá y Elena Bastidas, sepultadas en sus contradicciones.

Por el flanco del cambio, el resultado de las elecciones autonómicas y la complejidad que rige el pacto de gobierno y el escenario de las Corts Valencianes, se han visto agravados por los resultados de las elecciones generales del 20D. Al frente un partido socialista debilitado y enfrentado en los comicios estatales con la coalición Compromís-Podemos y compartiendo responsabilidad de gobierno en la Generalitat, presidida por Ximo Puig. Situación agravada por el distanciamiento entre Compromís y Podemos a raíz de la negativa de este último partido a que Compromís consiguiera grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, tal como era su ambición. Para lograrlo sólo hacía falta la cesión de uno de los diputados de la coalición que se ha adscrito al grupo parlamentario del partido de Pablo Iglesias. Este reparto de parcelas de poder ha profundizado las reticencias entre Podemos y Compromís y ha erosionado el liderazgo de Mónica Oltra, impulsora de la coalición enturbiada para próximas convocatorias electorales.

Dentro de Compromís ha supuesto la confirmación de los recelos „frente al jacobinismo de Podemos„ de la corriente mayoritaria del Bloc. Este conjunto de vectores tendrá su punto y aparte con motivo del próximo congreso del Bloc, en el que está previsto el relevo en la secretaría general y la reafirmación en el seno de Compromís de su proyecto valencianista. Los cuatro escaños de Compromís que lidera Joan Baldoví, adscritos al grupo mixto, pueden ser decisivos para Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Notable resultado de un partido, que está despegando en la responsabilidad de poder territorial, a golpe de crisis.