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Los vaivenes de la feria

Reconozco que hay situaciones complejas, y la de Feria Valencia lo es. Pero si a esa complejidad le añadimos indecisión, podemos estar caminando hacia una ecuación irresoluble. Y eso, en matemáticas, puede suponer un reto. Pero cuando hablamos de una institución de miles de metros cuadrados vacíos, con un elevado coste de mantenimiento y una deuda de mil millones de euros, estos vaivenes pueden rayar en la irresponsabilidad.

El difícil desembarco de los empresarios en una Feria a la deriva hace cerca de dos años „primero con Enrique Soto en la dirección general para evitar un enfrentamiento frontal con Rita Barberá, y más tarde, tras la salida de Alberto Catalá, con José Vicente González de presidente„, pretendía dar una salida lo más razonable posible a una institución que vivía sus horas más dramáticas.

Y esa salida se plasmó antes del pasado verano en una solución mixta: constituir dos sociedades. Una pública para hacerse cargo de la deuda y los inmuebles. Y otra, privada, para dar entrada, con ciertas condiciones, a un operador especializado que pudiera traer nuevos certámenes, respetando la propiedad de los que ya están en manos de la Feria. La solución llegó en un momento complicado, con unas elecciones autonómicas por delante, que pusieron al frente del Consell al PSPV y Compromís con el apoyo de Podemos.

Las cosas se complicaron posteriormente, con el famoso informe de la intervención, que consideraba un aval el dinero que pagaba la Generalitat por la deuda, por lo que Feria tendría que reintegrar esos más de mil millones; es decir, la quiebra.

Cuando parecía que la cosa se resolvía, eso sí, con fuertes dolores de cabeza, volvemos al punto de partida.

El nuevo modelo mixto, al que dio el visto bueno Ximo Puig, lo empezó a cuestionar la conselleria Rafael Climent, que al final, garantizando derechos y un cierto control público de la firma en la que entraba el operador privado, se avino a dar el visto bueno. Pero ahora, desde esa misma conselleria „el alma socialista del Consell no lo ha cuestionado„, se vuelve al punto de partida y a hablar de una institución cien por cien pública ¿En qué quedamos? ¿Alguien se ha preguntado cómo se pueden gestionar certámenes resolviendo necesidades inmediatas a golpe de concurso público o burocracia? ¿Hay personal capacitado en la administración para traer nuevas muestras a Valencia? La Feria, lo que necesita ahora, es tomar decisiones llenas de imaginación para dar contenidos a lo que fue un referente económico en su día. Y lo que sobra son dudas.

De la gestión pasada ya darán cuenta los tribunales, que han repasado al detalle los sobrecostes, regalos, viajes,.. Una más, quizás la más gorda, en la que aparece vinculada Rita Barberá, expresidenta del Patronato.

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