Transcurre la segunda parte de este invierno que este año no es invierno. Apenas nos quedan seis semanas de la estación más fría del año. Pero este año no ha querido ser así. Al menos, de momento. ¿Tendremos invierno este año?. Seguro que nos quedan algunas jornadas de frío, como las que estamos viviendo, pero sólo eso. Haciendo balance de lo ya ocurrido, es un invierno singular. Con temperaturas medias bastante por encima de la media, con lluvias ausentes y con aguas de nuestro Mediterráneo mucho menos frías que otros años. Podríamos decir que hemos tenido un invierno de cambio climático, de los que nos anuncian los modelos de cambio climático para las próximas décadas. Y sus efectos están siendo valorados de modo muy diverso. Para la agricultura es un desastre, por la falta de frío y de agua. El turismo, por el contrario, ha visto cubierto sus mejores previsiones de ocupación en los meses de menor actividad del año. Y a la sociedad, en general, le gustaría que hubiese hecho algo más de frío, pero ha podido disfrutar de paseos por el monte o la playa a pleno sol los fines de semana. Unas condiciones climáticas distintas a las normales que nos permite comprobar cómo puede ser el clima futuro en nuestro territorio. Debería aprovechar la administración para hacer valoración de ganancias y pérdidas en los diferentes sectores económicos por este nuevo clima de un año sin invierno. Y de este modo calibrar lo que económicamente nos puede deparar el futuro climático con datos veraces de una realidad ya experimentada.

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