Siempre he sido muy de Marta y por eso esta semana esperaba con mayor interés A mi manera, ese programa proeza en la televisión actual, que consigue reunir en un mismo espacio a artistas en mayúsculas y recuperar de la extinción, algo tan alternativo hoy como la música en directo. Podría y debería ser un programa de la televisión pública, pero una vez más La Sexta hace las funciones de€
La última protagonista del reality blanco ha sido un mujer que es historia de este país y parte de mi vida. Para mí Marta Sánchez es un chorro de voz educada, única en España y creo que no suficientemente reconocida. Por contra su discurso verbal no engancha como su melodía y si a eso le unimos belleza imponente y triunfo, tenemos como resultado una invitación nacional a la crítica y prejuicio colectivo con el que la estrella de Marta ha estado condenada a convivir€
Miss Sánchez son recuerdos, como aquella vez en la que de pequeño, unos ladrones entraron a robar al apartamento donde veraneo y me provocaron un gran disgusto cuando me di cuenta que se habían llevado el póster que colgaba de mi habitación, dejándome sin rubia que reine en mi habitación.
Para mi Marta era la imagen del amor en la primera guerra que recuerdo en mi vida. Serra hizo muy bien de llevarla para alegrar a los soldados de la fragata Numancia. Por aquel entonces mi mente, infantil e inocente, llegaba a creer que ella era capaz de acabar con la guerra del Golfo a ritmo de un mismo tambor.
Ha hecho muy bien de participar en esta convivencia televisada para quitarse esa espina televisiva que le supuso «Tu cara me suena», porque como dijo Manolo Tena, su canción que mejor la define es «Desconocida». Su caso es el de una imagen vale más que mil canciones y hasta sus propios compañeros se arrepienten de habérsela perdido en muchos momentos, inundados como muchas bocas, por el escrúpulo musical al que tanto acostumbramos cuando se mezclan portadas con pentagramas€.
