La mayoría de valencianos anhela un cambio en España. Sigue con interés las negociaciones. Penaliza demoscópicamente a centrifugadores, partidistas y comodones. Quiere para el conjunto del Estado el nuevo ciclo político que anticipó la Comunitat Valenciana. El PP está acorralado y solo, falto de iniciativa política. Acorralado por la corrupción con pedigrí. Rajoy es víctima de si mismo y sus antaño directos aliados, Alfonso Rus y Rita Barberá. Si le quedaba un resquicio de margen de maniobra política, la operación Taula del caso Imelsa la ha liquidado de un plumazo. Su gran coalición es una quimera. Lo que dicen sus palabras lo niegan sus actos: mantener a Rita Barberá como senadora, blindada en la Diputación Permanente de la Cámara Alta, para mayor bochorno. Rajoy se ha convertido en una rémora para el Estado „sin sentido de responsabilidad„ y para una hipotética renovación de su partido.

El pueblo valenciano, con nuevos gobiernos de progreso en la Generalitat, Ayuntamientos y en la Diputación de Valencia, no caerá en la trampa de un Rajoy desesperado que trata de dividir a la población con su estrategia del miedo. Valencianas y valencianos saben que los acuerdos de progreso han situado en primer lugar a las personas, tras años de abandono y humillación, y llevan adelante políticas comprometidas con la transparencia y contra la corrupción.

¿Qué le interesa a la Comunitat Valenciana? ¿Qué le interesa a la gran mayoría de personas honradas? Sin duda, que Pedro Sánchez pueda consolidar un Gobierno de progreso. Un gobierno amigo que trabaje en la misma dirección de las políticas progresistas, integradoras y reivindicativas del Consell. Sensible a la urgencia de cambiar y mejorar la financiación autonómica, que apueste por las personas a través de las políticas de bienestar social y que combata sin tregua la corrupción. No necesitamos el gobierno desleal del PP que sacó de esta comunitat lo que quería, votos. Y para colmo, se muestra cicatero con nuestra tierra. Como punta de lanza, un tal Montoro.

La Comunitat Valenciana necesita un gobierno amigo, cómplice con las necesidades de un pueblo maltratado por el PP. El Consell y su presidente Ximo Puig han advertido que, gobierne quien gobierne en España, mantendrán el tono reivindicativo a la hora de exigir una nueva financiación. Algo absolutamente comprensible. Pero no cabe duda de que un ejecutivo progresista presidido por Sánchez y arropado por las fuerzas del cambio soplaría en la misma línea: que nadie nos hurte la esperanza de querer un gobierno amigo.