La medicina, como la guerra, se llama más a menudo, arte que ciencia. Lógico. Los campeones de la causa racionalista debieran ser más prudentes, si no pueden ser más humildes, porque arrecia la propaganda positivista, la campaña contra la medicina milagrera y hasta la agitación atea. No es que me parezca mal, pero la Universitat de València ha tenido que aclarar que el máster (y ya son diez) de acupuntura, homeopatía y medicina naturista, lo imparten médicos. Titulados. Si caemos en la tentación de no ser modestos, perdemos atención (Kapuscinsky). Cualquier persona atenta sabe que en la curación
„algo bastante complejo, más allá de un simple resfriado, que es lo que más cuesta de curar„ interviene algo más que las relaciones causales.
No hablo de arcángeles o prodigios, sino de algo más doméstico: la mente, por ejemplo, que unos consideran que es emanación del cerebro y otros que se asienta allí y nos rige: materialistas y espiritualistas. Personalmente, recurro a los antibióticos en caso de infección, pero me va bien el yoga y la meditación. Recurro a las vacunas en mis aventuras como brava gente marañona, pero los chamanes también curan, a veces. Procuro ser escéptico, incluso aunque no esté en juego mi salud, pero me cuesta creer que la vecina Francia tenga facultades, médicos y farmacias homeopáticas „pongo por caso„ y que no curen nada. A mi me curó un persistente prurito de cogote, soy dado a rascarme y expreso con la neurodermatitis la misma angustia que al mono cautivo le hace meterse el dedo en la nariz y, luego, en la boca: por ese orden.
¿Autosugestión? También, pero que puede hacer vivir o morir de veras. La medicina avanzó porque miró donde no debía, no vamos a ponernos farrucos ahora. Y la astrofísica ha ensanchado el ámbito no sólo de lo real, sino de lo concebible, de modo que la ciencia ha de recurrir a categorías poéticas y metafísicas para decirse. Juan Ignacio Wert, el que fuera ministro de Educación, despreciaba el griego y la filosofía, pero eso pasaba porque es un hombre del siglo XX. De mediados de siglo, en concreto.
