El modelo de negocio de la prensa se ha basado en la publicidad, el cobro del ejemplar y extraordinariamente la subvención como servicio público. Con el ejemplar digital el maquetador, el impresor, el distribuidor y el kiosquero van hacia la desaparición y la prensa juega a la Digitalización con una tarta publicitaria que sin aumentar tiene muchos nuevos actores que quieren vivir de ella. Desde hace diez años las grandes cabeceras han desplegado enormes esfuerzos para captar lectores digitales, sin que los ingresos de sus versiones numéricas puedan equilibrar las pérdidas del antiguo modelo basado en el papel. La gratuidad ha golpeado a empresas y a trabajadores.

Las nuevas plataformas como Facebook llevan meses encauzando partes crecientes del tráfico que recala en las páginas digitales de los periódicos americanos; el 30% de los adultos que acceden a un periódico lo hacen exclusivamente a través de sus redes sociales. Muchos estadounidenses han decidido de teclear direcciones del tipo www.washingtonpost.com para limitarse a leer las recomendaciones que le llegan a través de otros. El resultado es que el 60% de las visitas a las páginas de los periódicos llega a través de estavía. Para que el lector no se confunda con los porcentajes, es bueno que sepa que una gran cantidad de americanos presentes en las redes, pasan meses sin recalar en una gran cabecera.

El pasado verano, Facebook dió un paso más proponiendo a los periódicos la formula «Instant Article», consistente en que las publicaciones puedan enviarle la totalidad o una selección de sus articulos que se cargan instantáneamente bajo el sacrosanto principio de la gratuidad para el usuario. El gigante digital remite al medio el 70% del ingreso publicitario que este servicio le hubiera reportado quedandose con el resto como comisión. En pocas semanas Apple y Google van a elaborar formulas en esta misma línea.

Cabeceras importantes como New York Times o Guardian se adherieron desde el principio al "Instant Article", en España El Pais acaba de hacerlo y en Francia lo hacen Libération, Le Parisien y 20 Minutes. Ha llegado el momento de revisar las consecuencias. La decisión de Guardian esta ligada a la crisis económica que experimenta a pesar de su audiencia de mas de 50 millones de visitante únicos (un dudoso concepto que Google vende al mundo de la publicidad) que lo convierte en uno de los líderes de la prensa "on line" pero que no le ha librado de perder 70 millones de Euros en 2015. Quien ha sido santo y seña de un modelo de negocio basado en la gratuidad tira la toalla.

En Europa ha cerrado uno de cada dos kioscos, como consecuencia aparece la subcontratación a Facebook de la distribución de la nueva prensa. La adaptación a los nuevos tiempos supone un golpe a la identidad de los periódicos planteando incluso problemas de identidad en unos editores que han labrado su confianza a lo largo de lustros. No solamente estamos ante una relativa perdida de independencia sino tambien frente a la entrega a los ganadores únicos digitales de los datos sobre preferencias del lector. El manejo de los perfiles es una de la razones por las que Le Monde y Le Figaro han rechazado la oferta de Facebook preocupados, con razón, por la canibalization de los medios.

Los ganadores únicos, a pesar de sus reiteradas promesas de que solo pretenden que los periódicos puedan encontrar su sitio en la red, no son organismos neutrales. Como empresas que son a nadie debe extrañarle que busquen su beneficio económico y aprovechen la globalización para sus interesesm como demuestran sus estrategias fiscales en Europa. La tentación u obligación de censurar contenidos va a ser inevitable. Los gobiernos les piden que eviten la difusión de imagenes de propaganda en favor de DAES o de al-Qaïda. Está confirmado que la Administración Obama ha dialogado con los grandes operadores de Silicon Valley, especialmente a Facebook, Apple y Google para pedir apoyo en su luhar contra el uso de internet de las organizaciones terroristas. El dilema entre seguridad y libertad de información seguira dando mucho de si, pero no parece razonable que ello quede en manos de la supuesta buena voluntad de empresas privadas que en la práctica sustituyen el papel de los poderes públicos y de las ordenes judiciales.

La cuestión del pluralismo en el mundo digital ha cambiado con los nuevos actores. Ya no se trata solamente de vigilar el antiguo monopolio informativo de que un mismo propietario pueda controlar la mayor parte de medios escritos, audiovisuales o numéricos, que hasta ahora ha estado en manos de las Agencias estatales que velan por la Competencia, sino de considerar el papel, económico y cultural, que en la difusión de noticias y opiniones tienen Facebook, Apple y Google, definitivamente desplegados en la escena mundial y que pueden tener como rehenes a los principales medios occidentales colocándoles en una situación de dependencia que, siendo confortable a primera vista, amenaza su libertad y capacidad de reacción.

Ningún pais europeo esta en condiciones de negociar con estos grandes grupos las garantias de lo que entendemos pluralismo informativo. Unicamente una autoridad europea puede imponerles reglas deontológicas claras y precisas respecto a contenidos y comunicación de datos. La Comisión europa ya debería haber impuesto clausulas a Facebook que garanticen la neutralidad del distribuidor, así como legislar sobre los inevitables conflictos que existe entre quien produce información y las redes socialñes que la difunden.

La tarta de la publicidad no da para tanto modelos de negocios que sobre ella están apareciendo. Defender el pluralismo puede llegar a ser incompatible con el "buenismo" que impregna la supuesta gratuidad digital.