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"Adolfo" Sánchez y Genovés

Los valencianos nos remontamos, según Vicent Baydal, a 1380 y se diría que también nuestra irrelevancia, entonces en el contexto ibérico y más tarde en el español. Fue el ministro García Margallo quien acuñó el término de «valencianizar España» como alternativa a la peregrina idea de españolizar Cataluña. Y damos fe de que nos hemos puesto a ello. Estos días diversos elementos «valencianizan» el momento español. Sin duda Rita Barberá patrocina el primero de ellos. Paradojas de la vida, justo un año después del «caloret» TVE retransmitirá por primera vez la Crida. El éxito obtenido por Pere Fuset „sobre el valor del mismo hay discrepancias pues que un nacionalista se precie de cautivar a la denostada primera cadena es cosa curiosa„ jamás se lo apuntó el PPCV. Paradojas valencianas, ha tenido que ser un tripartito municipal de izquierdas quien se apunte ese tanto.

Rita. Rita Barberá irrumpe en las portadas por méritos propios, repartiendo «errejones» y solvente en la puesta en escena. Pese al lastre de sospecha que le persigue continua estando a años luz de sus colegas. No parece haber convencido a nadie pero tras su rueda de prensa del jueves recupera oxígeno. En cualquier caso menos mal que lo de TVE y la Crida no se adelantó al año pasado. Dice también mucho de la idiosincrasia valenciana y de la condición humana que sólo comenzaran a toserle los propios „y los ajenos„ cuando la otrora Titán mostró los primeros síntomas de fragilidad. Así somos.

Corrupción. Las acusaciones de corrupción configuran el segundo elemento por el que lo valenciano marca tendencia. Cuando el ministro de Exteriores articulaba la idea de valencianizar España no estaba pensando, seguramente, en el paquete de rosquilletas de Camps. La narrativa periodística „nada ajena a determinados intereses„ asocia indefectiblemente la cultura de la mordida con la «marca Valencia», como si en Madrid, Andalucía o Castilla-La Mancha no se encadenaran casos similares. Pero es lo que hay.

Valencianos en la tele. Una tercera muestra del ímpetu con el que lo valenciano irrumpe en el debate general por primera vez en la historia es el protagonismo de la izquierda local, tan entusiasta en sus idas y venidas por los pasillos del Congreso. Los miembros de la delegación de Compromís „ora capitaneada por Mónica Oltra, ora por Baldoví„ hicieron de «kingmakers» por un par de días en los telediarios antes de ausentarse de la mesa negociadora. Los políticos valencianos ocupan por primera vez minutos de calidad en la historia contada. Sin embargo, como se ha visto, todo era pirotecnia. Las conversaciones en la mesa de las izquierdas sólo pretendían adelantar la campaña electoral por si las moscas.

Genovés. El cuarto elemento que valencianiza la escena es visual. En la foto principal de esta página hay una alegoría política. «El Abrazo» de Luis Genovés escolta al líder socialista Pedro Sánchez. El cuadro evoca que el advenimiento de la democracia fue posible porque la gente supo pactar, independientemente de las diferencias abismales que en ocasiones les separaban. Como máxima expresión del realismo político de la Transición el lienzo que inspiraría después la escultura en memoria de los abogados de Atocha hace de atrezzo para un futuro posible. ¿Presidente del gobierno dice usted? Pedro «Adolfo» Sánchez ha conquistado „por arte de birlibirloque„ el centro político en España en una especie de flash back histórico y todo es posible.

Pactismo. Las tertulias de pago suelen ocuparlas «hooligans» comprados, adiestrados o asustados que generan un debate ficticio. La gente está esperando que acabe el frentismo y los lugares comunes para premiar a quien recomponga los pactos. La justicia ha desahuciado al Partido Popular, lo ha empujado fuera del sistema. El PP, aunque mayoritario, es ahora mismo una formación fallida que necesita el paso por la UCI. Sin descartar futuras complicaciones en su estado. Podemos, por su parte, ha dado la justa medida de sus intenciones. Es lo que tiene basar la ética en la estética, que pronto sufre la oxidación ambiental. Pablo Iglesias ya no encarna la nueva política sino que forma parte del régimen y su variopinta composición presagia disensiones internas. ¿Qué tiene que ver moderación de Montiel con lo aberrante de sus colegas?: «¿Por qué Miguel Ángel Blanco no miró atrás? Quizás hubiera evitado el rapto». Sólo alguien sin escrúpulos puede llamar traidores o entreguistas a quienes de verdad pusieron las bases de la convivencia en nuestro país. Ese centro que menosprecian lo ocupan ahora los nuevos socios: PSOE y Ciudadanos.

Comicios. En estas circunstancias, sinceramente ¿quién se arriesga a unas nuevas elecciones? O dicho de otra forma y aventurando otras hipótesis en sensu contrario. ¿No habrán conformado este pacto de legislatura Sánchez y Rivera para liderar el gobierno que surja después de una nueva cita electoral que premiaría su ambición por el pacto y penalizaría el dogmatismo de Mariano y Pablo?

De espaldas al mar

Valencia sigue de espaldas al mar. El ministro Montoro perjudica a la ciudad haciendo inviable la Marina Real y boicoteando su continuidad. Pero el tripartito municipal no le va a la zaga. A más de 400 deportistas aficionados a navegar sobre tabla „ciudadanos de toda condición y bolsillo que fomentan la vida sana y respetuosa al aire libre„ se les prohíbe ejercitarse donde lo llevan haciendo desde hace más de 30 años: en El Saler. En cambio, los paseadores de perros, los nudistas y el Chornitejo Patinegro „un ave migratoria que anida en el sistema dunar„ son especies protegidas. Los vientos térmicos de Valencia la convierten en un paraíso para la vela. Sin embargo, las administraciones optan por preservar otras actividades. Invitamos a las autoridades a que curioseen por los aparcamientos del Parc Natural para comprobar qué iniciativas predominan.

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